E D I C I Ó N - N ° 209 - SEPTIEMBRE - 2 0 2 3

 

 

 

 

Si quieres predecir el futuro tienes que empezar desde el pasado (y 2)
Javier Martínez Aldanondo
Socio Cultura de Aprendizaje en Knowledge Works
javier@kworks.cl y javier.martinez@knoco.com

www.javiermartinezaldanondo.com

Twitter: @javitomar – Instagram: @javiermartinezaldanondo

En la primera parte del articulo abordamos estos 3 puntos:

1. Predecir te da una ventaja casi definitiva

2. ¿Cuál es la promesa que nos hace la inteligencia artificial (IA)?

3. ¿Cómo predecimos?

            

Nuestro cerebro se dedica a tomar decisiones continuamente o lo que es lo mismo, a predecir. Y si se equivoca, nos puede costar la vida. Hay estadísticas que indican que, a lo largo del día, los seres humanos tomamos una media de 35.000 decisiones y tan sólo somos completamente conscientes de una pequeña parte de ellas. Nuestro cerebro decide de manera automática ¿Cómo ocurre el proceso? Las personas somos un conjunto de expectativas. Una expectativa es la predicción que hace el cerebro de lo que va a ocurrir en base a lo que sabe porque ya ocurrió en el pasado. Las personas por tanto esperamos que pasen determinadas cosas. Cuando aprieto el interruptor, espero que se encienda la luz. Si abro el grifo espero que salga agua y cuando bajo a la calle espero que mi coche esté aparcado donde lo dejé. Esperamos que cada día amanezca porque lo hemos aprendido mediante la experiencia que no venía con nosotros de nacimiento. De hecho, la mayoría de los miedos son aprendidos. Las expectativas existen porque tenemos un pasado, una historia que nos ayuda a predecir lo que podría suceder. Por tanto, nuestra vida transcurre en función de esas expectativas que vamos aprendiendo de manera inconsciente (la inmensa mayoría de las cuales se cumplen sin que nos demos cuenta). Y por eso, cuando las expectativas no se cumplen es cuando se dispara el aprendizaje. Por ejemplo, en marzo de 2020 no esperábamos que empezasen una pandemia y un confinamiento y tuvimos que aprender. Y para desarrollar la vacuna, tuvimos que predecir, viajar al futuro metafóricamente para desarrollarla y regresar ¿De dónde proceden las expectativas? Desde que naces, el cerebro construye un modelo del mundo que te permite “moverte” por el mismo tomando decisiones que te ayuden a lograr tus objetivos. Cada experiencia que tienes, cada cosa que aprendes, tu cerebro la incorpora para enriquecer ese modelo. Y para mantenerte a salvo, lo que hace es usar el modelo para predecir el futuro. Por tanto, las expectativas que tenemos configuran nuestro modelo mental que es a su vez lo que guía nuestro comportamiento. No puedo hacer ni predecir aquello que no figura en mi mente.

 

4. Para empezar desde el pasado necesitas saber cuál es tu conocimiento crítico.

La Inteligencia Artificial (IA) no se inventa las recomendaciones o predicciones que nos ofrece, sino que lo hace extrayendo patrones y relaciones no visibles para nosotros. Lo que nos propone lo extrae del catastro de datos con que la hemos alimentado. Ya comentamos que la mayor parte del presupuesto invertido en el desarrollo de Chat GPT se gastó en entrenarlo con toda la información existente en internet hasta 2021. La promesa de la IA es predecir, pero también automatizar, esto es, hacer lo que no podemos o lo que no queremos. Automatizar exige transferir conocimiento de una persona a una máquina. Si queremos fabricar un coche que se conduzca autónomamente, antes tiene que existir el conocimiento de cómo conducir y a partir de ahí, tenemos que saber en qué consiste ese conocimiento y cómo entrenar a una máquina para que conduzca.

Si innovar es combinar cosas que ya existen de manera novedosa, las posibilidades de innovar de la IA son exponencialmente superiores a las nuestras porque tiene una capacidad casi ilimitada de combinar todo lo que existe de maneras que nosotros no podemos imaginar. En 2021, la IA fue capaz de predecir la estructura de todas las proteínas que forman parte de un ser humano. Si una máquina nos arrasa jugando al ajedrez desde hace años es por su imbatible capacidad de procesar, calcular, combinar y predecir.

 

Debemos reconocer que las empresas son malas para predecir el futuro porque no dominan su pasado. De hecho, el conocimiento a pesar de ser el principal activo de todas las organizaciones no es de su propiedad. La buena noticia es que todas las empresas tienen conocimiento (de otra manera no existirían). La mala es que no lo administran rigurosamente ¿Cómo se explica? Todas las mañanas el conocimiento entra por la puerta y todas las tardes se marcha a su casa hasta el día siguiente. Por eso una empresa se descapitaliza diariamente cuando sus colaboradores se van ya que el conocimiento es patrimonio sobre todo de los individuos. Las empresas exhiben una doble personalidad desconcertante. Por un lado, muestran un comportamiento metódico para gestionar las cosas que les importan como, por ejemplo, el dinero. Existen procedimientos, herramientas tecnológicas, procesos de rendiciones de cuentas, indicadores o premios y penalizaciones para administrar el ciclo del dinero que va desde fijar precios, comprar, gastar, pagar o cobrar.  Por supuesto, hay un área a cargo del dinero con enorme poder en el organigrama. Nada se deja al azar, todo está estrictamente regulado. No se mueve un euro o un peso sin que la organización lo tenga la controlado. Sin embargo, la misma empresa integrada por las mismas personas es incapaz de mostrar ese mismo nivel de disciplina para administrar sus intangibles. Cuando se le pregunta a un directivo por su estrategia y modelo para gestionar formalmente el conocimiento, la respuesta es: “No tenemos”.

Si tu empresa es capaz al mismo tiempo de desplegar una conducta intachable en la gestión de un activo y errática en la gestión de otro, la explicación no radica en la capacidad sino en que presta atención e intención a lo que le importa. Lo curioso es que el dinero no es el fin de la empresa sino el resultado que se alcanza (o no) según cómo se gestione el conocimiento. Por suerte, lo que se necesita para gestionar esos intangibles (metodologías y tecnologías) existe desde hace mucho tiempo, no hay que inventarlas. Y al igual que sucede con todas las cosas importantes, solo se necesita convicción y persistencia.

Dado que el conocimiento queda fuera del radar de la organización, para predecir el futuro resulta primordial comenzar por identificar el conocimiento crítico y sobre todo, evitar perderlo. Sin mapear el conocimiento, predecir se convierte en una lotería.

 

5. ¿Y cómo predecimos cuando no tenemos conocimiento? Cuando no hay pasado, estamos en problemas. En el caso de la pandemia, la IA no nos pudo ayudar a anticiparla porque no sabía más que nosotros al respecto. Para abordar situaciones en que no hay precedentes porque nunca han sucedido antes, podemos distinguir 3 momentos:

 

a. Predecir consiste en inventar posibles escenarios futuros. Dado que no tenemos conocimiento y estamos aventurando, las capacidades que se requieren son la curiosidad y la imaginación. Aquí nos movemos en el arte de preguntar. Soñar con escenarios requiere iniciativa para interrogar al futuro con buenas preguntas, algo en que no somos muy diestros porque el sistema educativo nos programa para responder y ser obedientes. Cuando inventar el futuro es más importante que analizar el pasado, entonces imaginar es más relevante que obedecer.

b. Anticipar consiste en prepararse para los escenarios que predijimos previamente. Eso exige generar conocimiento nuevo. En este caso, las capacidades esenciales son la creatividad y la experimentación. Aquí nos movemos en el arte de gestionar errores. Dado que estamos creando conocimiento que no existe, hay que experimentar y como vamos a equivocarnos, tendremos mucho que aprender y registrar. Un error no es otra cosa que un fallo de predicción.

c. Cambiar consiste en reaccionar a escenarios que no son los que habíamos predicho o anticipado. Lo que termina ocurriendo es algo para lo que no estábamos preparados. Aquí la capacidad clave es la actitud y estar dispuestos a desaprender y nos movemos en el arte del aprendizaje ágil. La capacidad de adaptarse y pensar distinto se torna más importante que la de planificar.

 

¿Qué puedo hacer ANTES de decidir o actuar? Puedo hacer 2 cosas. 1. Tratar de Predecir, es decir diseñar estrategias para lo que podría venir y 2. Anticiparme si tengo el conocimiento o aprender en el caso de que no lo tenga.

¿Qué puedo hacer DESPUES de la decisión? 1. Cambiar cuando lo que llegó no era lo que esperaba, 2. Mejorar mi capacidad de Predecir y 3. Prepararme (Anticipar) para la próxima vez lo que me obliga a aprender de esta experiencia desarrollando los 3 hábitos de reflexionar, sistematizar y difundir.

Por ejemplo, la IA es muy poderosa en entornos estables, pero tiene problemas cuando la realidad cambia y si algo caracteriza nuestra época es el cambio continuo. De igual forma, la IA es muy precisa en entregarnos respuestas en un mundo en que lo que marcará la diferencia serán las preguntas. Para aprender del futuro, vamos a necesitar un nuevo set de capacidades a las que no hemos prestado apenas atención hasta hoy; Curiosidad, Imaginación, Creatividad, Resiliencia, Flexibilidad, Empatía, Proactividad y ACTITUD.

 

CONCLUSIONES

Un enemigo que conozca el futuro no puede perder” es la frase de la película “Al Filo del Mañana con la que comienza esta columna de 2015. ¿A qué le tenemos miedo? Al futuro. El pasado ya no se puede cambiar y en el presente recoges los frutos que sembraste en el pasado y siembras nuevas semillas para lo que vendrá. Si, es verdad que tenemos muchos problemas sin resolver. Pero tenemos conocimiento de sobra. El futuro depende de las decisiones que tomemos hoy que en su mayoría son más de carácter emocional que técnico. Es decir, el conocimiento existe, lo que nos falta es la voluntad.

La oportunidad que se nos presenta, y que no era posible antes del desarrollo tecnológico actual es “nunca más trabajes solo con tu conocimiento ¿Por qué no apoyarte en todo el conocimiento humano y sumar cerebros? Antes de la existencia de los documentos digitales, teníamos que buscar casi a ciegas entre millones de papeles. La llegada de los buscadores nos facilitó encontrar información. Chat GPT nos ofrece un paso más: preguntar y recibir las respuestas. Pero el futuro consiste en que el conocimiento nos llegue sin tener que pedirlo, fruto de la predicción.

 

Lo que la IA nos promete suena así “cuanto más te conozco, mejor puedo predecir lo que harás para aprovecharlo a tu favor. Te ofrezco un tutor personalizado para ti, que se adapta a tus gustos y a tus necesidades”. Se acaba el café para todos. Hace 1 siglo solo podían acceder a la educación o a la salud quienes podían pagarlo. Logramos entregar salud y educación masivamente, pero a costa de ratios de 1 profesor o 1 médico para cientos de alumnos o pacientes. La IA promete el uno a uno como cuando Alejandro el Magno tenía como tutor nada menos que a Aristóteles ¿Existen peligros? Por supuesto, la información que la IA recoge de ti se puede usar también en tu contra para que tengas menos libertad: para influirte, capturar tu atención, ofrecerte lo que no necesitas, manipularte. Y la creciente individualización impacta en la comunidad y la colaboración si no resguardamos el equilibrio entre el yo y el nosotros.

 

¿En el pasado vamos a encontrar todas las respuestas? Por supuesto que no, de hecho, cada vez hay menos. Pero es lo único que tenemos y aunque quieras, no puedes evitarlo porque tu cerebro no puede trabajar con lo que no tiene. Cuando imaginas algo siempre lo haces a partir de lo que sabes. Por eso, desaprender consiste en evitar que entre en funcionamiento tu piloto automático (paradigmas y creencias). No se trata de borrarlo sino dejarlo en stand by para que no empiece a operar por defecto ya que, de lo contrario, vuelves a hacer las cosas como siempre las has hecho.

 

El título de la columna nos recuerda que empezamos desde el pasado, pero no terminamos allí. Empezar por la historia implica preguntar quien lo ha hecho antes, cómo le fue, qué no le resultó y qué conocimiento existe. Cuando Steve Jobs en su discurso de Stanford habló de “conectar los puntos hacia atrás”, insistía en que la historia es primordial, una historia que no se puede vivir hacia adelante. El pasado no está detrás, está delante. Lo que está detrás, lo que no vemos es el futuro. Para decidir acerca de ese futuro lo que usamos todo el tiempo es el pasado, por eso es tan importante conocer bien el pasado, de lo contrario nos cuesta mucho decidir de manera inteligente sobre el futuro. Si no tuvieses pasado (o lo olvidases), tendrías que empezar desde cero a construir tu futuro y la curva de aprendizaje es larguísima ¿es suficiente el pasado? No, es el punto de partida, muchas veces para no hacerle caso. Y es verdad que ese pasado que tenemos delante, poco a poco se va alejando y desvaneciendo mientras que el futuro es un monstruo que nos acecha...

 

El 6 de octubre en Tijuana (México) impartiremos la conferencia “Hacia un mundo de organizaciones más inteligentes” dentro del Congreso Internacional de Capital Humano “HR Intelligence Leaders for the Future” organizado por Arhitac.

El 20 de octubre en Madrid impartiremos la conferencia “Hacia un mundo de organizaciones más inteligentes” para Telefónica.

El 21 de octubre en Bilbao impartiremos la sesión sobre “Gestión del Conocimiento” en el MBA Executive de la Universidad del País Vasco.

El 24 de octubre en Bilbao impartiremos la sesión “Cultura de Aprendizaje” dentro de la Semana Europea de Gestión Avanzada que organiza Euskalit.

El 25 de octubre en Santiago impartiremos la conferencia "Hacia un mundo de organizaciones más inteligentes" para Falabella.

El 31 de octubre en México impartiremos la conferencia “Hacia un mundo de organizaciones más inteligentes” para Pepsico invitados por Savvy Learning.

El 15 de noviembre participaremos en el Congreso de Capacitación 2023 organizado por la Red de RRHH con la conferencia “Hacia un mundo de organizaciones más inteligentes”.

El 10 y 24 de octubre, en Cadabra la magia de aprender, dentro de Abra Laboratorio de Aprendizaje realizaremos las sesiones sobre "Aprendizaje inconsciente" con José Manuel Lopez y "Organizaciones inteligentes" con Ana Varela.

 

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