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“Dejamos de temer
aquello que comprendemos” (Marie Curie)
El mejor antídoto
del miedo es el conocimiento. No es el único, pero si el más poderoso y la razón
es simple: el conocimiento te da confianza. Me refiero a conocimiento como
experiencia para decidir y actuar de forma consciente, de ser capaz de
gestionar situaciones. Hay otra falsa confianza basada en el
desconocimiento, en la ignorancia que resulta peligrosa porque hace que los
riesgos sean invisibles y conduce a la temeridad.
Uno de los miedos
más extendidos en el mundo laboral es a hablar en público (que sufrí cuando
comencé a trabajar) ¿Por qué ya no tengo miedo a dar conferencias? Gracias
al conocimiento. Después de 30 años, llevo tantas conferencias en el cuerpo
que las enfrento tranquilo ¿Me ocurren situaciones inesperadas? Por
supuesto ¿Puedo controlar todo lo que sucede e incluso impedirlo? Claro que
no, pero el conocimiento que tengo me permite afrontarlo con un nivel de
confianza que quienes carecen de conocimiento no pueden disfrutar. No hay
mucho misterio, ese conocimiento es aprendido. Como dice Toni Nadal “las
cosas son más simples, si uno quiere hacer algo lo hace y si no, no”.
Resulta difícil
decirlo sin sonar soberbio pero la verdad es que no tengo miedo de mi
futuro profesional. Si prestase atención a los medios de comunicación,
debería estar aterrorizado por lo que está pasando y por lo que se nos
podría venir encima. Pero no tengo miedo. Tengo claro que, si salgo a la
calle, un coche me puede atropellar o tener un accidente conduciendo mi
moto, pero no tengo miedo. Obviamente, estoy preocupado porque el panorama
es complejo, pero “positivamente preocupado” ya que hay 2 cosas que me
infunden confianza: tengo conocimiento para enfrentar los desafíos que
vienen y en caso de que ese conocimiento sea insuficiente, puedo aprender
lo que necesite. Seguramente influye el hecho de que me esté acercando a
los 60, haya recorrido mucho camino y tenga (si no hay sorpresas) la vida
más o menos resuelta. Pero creo que hay más elementos.
El incremento de
conocimiento hace decrecer la sensación de miedo. Y cuando no tienes miedo
eres más fuerte. Con los intangibles sucede algo peculiar: no te los pueden
robar. En un momento dado podrías perder todo lo que posees, pero no puedes
perder el conocimiento que tienes en tu cerebro. Y si además eres bueno
para aprender, sigues creando nuevo conocimiento continuamente. Hace 10
años, escribí que la mayoría de los miedos
son aprendidos. Y la buena noticia es que de la misma forma que se
aprendieron, se pueden
desaprender y sustituir por otras conductas más sanas.
El miedo es una
emoción fundamental cuya función es ayudarnos a sobrevivir. El miedo es un momento en el futuro que imaginas que será
menos seguro que el actual. Y tiene una explicación
química. Sin sentir miedo, no es posible mantenerse a salvo. Nuestros
antepasados necesitaban ser aceptados por el grupo, de lo contrario morían
y ese miedo era un incentivo que les obligaba a socializar. Otro aspecto
positivo del miedo es que te muestra lo que te falta por aprender. El
asunto es no permitir que te paralice o que te acelere, te impida pensar y
te lleve a tomar decisiones precipitadas. Por ejemplo, el miedo que provoca la inteligencia artificial se
explica porque nos obliga a ser más inteligentes, a esforzarnos cuando los humanos somos perezosos por
naturaleza ¿Cuánto
tiempo falta hasta que la IA haga conferencias y escriba esta columna? No
lo sé, pero no tengo miedo de la IA. Le vengo siguiendo la pista desde hace más de 2
décadas y lo mejor que podemos hacer, tomando la premisa de Marie Curie, es
entenderla, es decir, experimentar y aprender acerca de ella. Soy
consciente de que tiene luces y sombras, nos aboca a un cambio que puede
traer bienestar, pero también implicará sacrificios (como todos los
cambios). Y en esa senda, hay cosas que pueden salir mal, pero a pesar de
todo, no me da miedo. Elijo ser optimista porque el optimismo es más inteligente
mientras que el pesimismo es más fácil. Tengo confianza y seguramente habrá un grado
de ignorancia y otro de inconsciencia. La confianza deriva del conocimiento
que a su vez es el resultado de dedicar un montón de tiempo a aprender. Y
cuando sabes que estás bien entrenado, enfrentas las situaciones con calma.
Por supuesto, no controlas todo lo que puede suceder, pero no lo abordas
desde el miedo.
El miedo tiene múltiples apellidos: miedo a
fallar, a no ser aceptado, al ridículo, a no cumplir tus expectativas, a la
incertidumbre, incluso a que te vaya bien y no saber gestionarlo. Y uno de
los más peligrosos y habituales es el miedo a perder lo que tienes, la
posición de poder y éxito de que disfrutas. Porque desde ese miedo, no
estás dispuesto a que nada cambie.
¿Y cuáles son las
ventajas de no tener miedo? Para empezar, te vuelves “desobediente”,
difícil de controlar y de manipular. Cuando infundes miedo en los demás, los puedes dominar y el miedo se
convierte en una herramienta de gestión y control. Pero
cuando sientes que no tienes mucho que perder, te permites hablar y pensar
con libertad. Y, sobre todo, estás en situación de decidir, de aceptar o
rechazar lo que en otras circunstancias tendrías que asumir. No hay mayor
tranquilidad que gozar de esa autonomía.
¿Qué hacer para no
tener miedo? Adquirir conocimiento. Desarrollar las capacidades internas para evitar depender de
lo que no puedes controlar. El miedo se cura practicando. Hace tiempo que en mis
conferencias uso la metáfora de la brújula y el mapa para explicarlo.
Imagina que eres un esquiador y estás a punto de lanzarte ladera abajo en
un día de niebla profunda que te impide ver lo que tienes delante. Hasta ahora, para orientarnos en la vida hemos
usado mapas como representaciones de la realidad. Pero esos mapas ya no
existen porque esa realidad cambia cada segundo. En el caso del esquiador,
no hay mapa. Dado que la vista no te va a
servir demasiado, lo mejor
que puedes hacer es fortalecer tus piernas para poder bajar el centro de
gravedad y de esa forma mantenerte en pie sin importar los obstáculos que
te encuentres. Para sobrevivir, tenemos que dejar de depender de factores
externos inmanejables y desarrollar brújulas internas que son los
conocimientos (capacidades) que nos permiten mantenernos en equilibrio con
independencia de lo que esté pasando a nuestro alrededor.
¿Y por qué es tan
importante el aprendizaje para gestionar el miedo? Porque para contar con
el conocimiento que te entrega confianza, hay que aprender. No hablo de
estudiar, sino aprender que es diferente. El miedo es uno de los principales enemigos del
aprendizaje y de la innovación porque te lleva a buscar la seguridad,
evitar el riesgo y te coloca a la defensiva. Ante el miedo no te abres,
sino que te cierras. Hace ya muchos años
que repito la cantinela de que el error
es el componente más importante del aprendizaje. Y una de las cosas que
más miedo nos produce son los errores
y sus consecuencias. Hemos desarrollado una relación insana con el
error. Nos hemos educado para evitar el error como un tabú o para ocultarlo
cuando sucede, en lugar de aprovecharlo como disparador del proceso de
reflexión y así entender por qué me estoy equivocando y qué debo corregir
para que no me vuelva a suceder. El ego no te deja aceptar errores: buscas culpables externos, te
justificas con excusas y te niegas la posibilidad de aprender. Es
fundamental educar para domesticar el ego y que nuestros
hijos aprendan a perder cuanto antes, para desarrollar una relación
“amable” con el error y no crear pánico a equivocarse. Es lo que, con mi amigo Sama,
abordamos en una sesión de Cadabra
sobre “el
indulto al error”. Aprender por miedo en lugar de por placer o convicción es una mala
estrategia: el miedo es útil para responder a la emergencia, pero no puedes
mantener la tensión por largo tiempo.
El cerebro actúa a
partir del conocimiento que tiene y si enriquecemos ese conocimiento,
nuestras posibilidades se multiplican. Eso sí, aprender exige esfuerzo: ser
curioso, observar, leer, escuchar y pensar consumen mucho tiempo, pero es
más fácil cuando lo que aprendes te entusiasma. Cuanto más conocimiento
tienes, más difícil es que algo te pille desprevenido. Al fin y al cabo, el
futuro no deja de ser una consecuencia de un pasado al que muchas veces no
prestamos suficiente atención: la crisis de 2008 era algo que se había
anticipado y lo mismo pasó con la pandemia, la invasión de Ucrania o la
irrupción de Chat GPT. Se ha ido extendiendo la idea de que, si el mundo
cambia tanto, no merece la pena planificar. No lo comparto: es más
inteligente imaginar posibles escenarios (viajar mentalmente al futuro),
tratar de anticipar planes y respuestas para los mismos y en todo caso,
estar preparado para que nada de eso se cumpla y tener que improvisar o
enfrentar situaciones desconocidas sin perder la compostura. Como se dice
en el mundo del deporte “el que mantiene la calma siempre gana”.
¿Tenemos razones
para sentir miedo? Aparentemente nuestro mundo tal y como lo hemos conocido
se ve amenazado: Hay quien afirma que estamos llegando al final de nuestra
forma de vida. Pero cuando se revisa la historia, se comprueba que la
mayoría de las predicciones
pesimistas han sido infundadas. Es cierto que lo imprevisto nos da
miedo, pero a su
vez depende en parte de nuestras decisiones ¿Y por qué tener miedo
de lo conocido? Si puedo hacer algo al respecto, no debiese tener miedo y
si no puedo hacer nada, tampoco. ¿Qué amenaza hoy tu vida? El miedo como
estrategia para la supervivencia nos ha llevado a asumir que tenemos que
luchar contra los demás para asegurarnos el acceso a recursos que siempre
han sido escasos ¿Qué pasa si dejo de creer que eso es cierto?¿Qué ocurre
cuando decido creer que en el mundo hay abundancia,
es decir recursos para todos o conocimiento para generarlos? Lo que
pasa es que ese miedo desaparece y claro, no es fácil someter a quien
pierde el miedo. Históricamente, el dominio de pocos sobre muchos (elites
de reyes, castas religiosas, políticos, etc.) solo fue posible a través de
la obediencia y la ignorancia que se consigue desde el miedo
y eso da lugar a un mundo
basado la seguridad y el control. Sin embargo, un mundo complejo e
incierto, basado en la transformación y la creatividad no es posible desde
el miedo.
CONCLUSIONES: “Mi mayor miedo es no ser capaz de
aprender a la velocidad a la que el mundo está cambiando” (Elon Musk)
Meses atrás,
participé en una ceremonia de despedida de las academias deportivas del
colegio de mis hijos donde se rendía homenaje a los alumnos que se
graduaban. En los discursos de los profesores en que se referían a cada uno
de los alumnos, una de las frases que se repitió en casi todos es los casos
fue: “Confía en ti, cree, ten fe en tus posibilidades porque lograrás lo
que te propongas…” No pude evitar pensar ¿Qué hace la educación que no nos
asegura que nuestros hijos desarrollen confianza en sí mismos y que salgan
del colegio con una dosis suficiente de autoestima? Se trata de no creerse
más pero tampoco menos que nadie, quererse y tratarse bien. Todo el mundo
tiene ego y hay que tener cuidado para no dañarlo. Lo mejor que podemos
hacer con los niños es generarles seguridad, que cuando terminen su paso
por la educación salgan seguros de sí mismos. Cuando tienes confianza, no
te pones límites, no te frenas, no te quita el sueño lo que viene, te
centras en las oportunidades y no tienes miedo de intentarlo. Cuando
pierdes el miedo, renacen la iniciativa y la creatividad, se potencia la comunicación,
se dispara la confianza en los demás y la colaboración, aparece la valentía
e incluso el descaro. De repente, opinas, cuestionas lo establecido, te
atreves, eres desafiante e incluso llegas a molestar.
Tengo claro que soy
privilegiado. Y también que cualquiera puede ganarse ese mismo privilegio.
Cuando encuentras algo que te entusiasma, la constancia y
las horas llegan solas. Como decía Woody Allen “sólo
me ha llevado cuarenta años tener éxito de la noche a la mañana”. La curiosidad es una gran medicina para
derrotar a la ignorancia y por ende al miedo. Es cierto que todos somos
diferentes y también que la biología te condiciona, pero son el contexto y
la cultura los que más impactan. Lo que crees influye en lo que haces y por
tanto en lo que consigues. Si cambias lo que crees, aquello a lo que tienes
miedo, los resultados cambian también. El físico Jorge Wagensberg decía que “la mediocridad es una
decisión personal”. La mayoría de las cosas que no
hacemos en la vida se explican por nuestros miedos. Miedos que son el
producto de creencias que son a su vez el resultado de aprendizajes, no de
genética. Ojo, no
tener miedo no significa desconocer los peligros, significa prepararse y
aprender lo que haga falta. Alguien sin miedo puede
resultar irresponsable.
El miedo no es el
mejor estado emocional para diseñar el porvenir. No podemos perder el entusiasmo porque nos
quedamos sin perspectiva de futuro y el miedo se hace fuerte. Si no
imaginamos el mañana, perdemos la esperanza. Si no tienes miedo
te vuelves peligroso por qué no se te puede controlar. Si lo que existe ha
sido creado por nosotros, entonces eres consciente de que se puede cambiar. Y en ese escenario, no tener miedo es
una ventaja.
El
5 de abril participaremos en el desayuno "Curiosidad, Aprendizaje y
Empresa" organizado por Abra y Otic Sofofa.
El 18 de abril en
Barcelona participaremos en la actividad organizada por Share4value con la
conferencia “Organizaciones inteligentes”
El 24 de abril en
Santiago impartiremos la conferencia “Aprender en la era de la IA” para la
Comunidad de Comités Paritarios de Mutual de Seguridad.
El 25 de abril
impartiremos un webinar sobre “¿Por qué las empresas no saben aprovechar
la IA” para los clientes de Clikma.
El 2, 16 y 30 de
abril en Cadabra
la magia de aprender, abordaremos “¿Por qué tu empresa no sabe
aprovechar la IA?”, también nos acompañará Agustin
Agirre Director Ejecutivo de iTlent
Instituto Vasco del Talento para contarnos sobre el modelo de aprendizaje Ethazi
de la Formación Profesional del País Vasco y Gotzon Bernaola
Coordinador General de Innovación Empresarial de Innobasque y Jorge
Martinez, Socio de Knowledge
Works para hablarnos sobre Lan
Mentoring, el proyecto de relevo generacional.
Y también en abril
terminaremos la quinta edición del curso de 8 sesiones "Diseño de
Mapas de Conocimiento Crítico" para el
Instituto Andaluz de Administración Pública.
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