|   Si usas tu cerebro para trabajar, entonces estás en el negocio de la
    inteligencia. Eso significa que la inteligencia artificial (IA) te impacta
    y si la aprovechas, te agigantará.  La semana pasada, Reid Hoffman (cofundador de Linkedin)
    publicó un post donde mostraba una entrevista en video que hizo a su propio gemelo digital entrenado con sus libros, conferencias,
    artículos y podcasts de los últimos 20 años. Ayer le pedí ayuda a Chat GPT: le dije que un cliente del sector financiero
    nos ha solicitado elaborar un Mapa de Conocimiento Crítico de su negocio y
    le solicité que me preparase una propuesta. Le expliqué que se basara en
    mapas similares que ya hemos hecho antes y que me incluyera cronograma,
    presupuesto y equipo de consultores. Lo que me entregó es impresionante
    pero no me sirve… La razón es simple: Chat GPT no tiene el conocimiento de
    mi empresa sobre los proyectos que hemos realizado, los clientes, las
    metodologías, las buenas prácticas, las lecciones que hemos aprendido… y
    por tanto no me puede ayudar… hoy. Pero en el momento en que cuente con ese
    conocimiento, las posibilidades serán infinitas. ¿Y eso cómo se hace? Más
    adelante hablaré de los 2 cerebros…   El principal activo de una empresa es su inteligencia como capacidad
    de decidir adecuadamente. La inteligencia no es un objeto sino un intangible que tienen los colaboradores en sus cerebros y
    por eso es tan difícil de gestionar. Por primera vez, la IA promete ayudarnos a resolver ese problema. La mejor definición de IA la escuché a Demis Hassabis, CEO de Google Deep Mind cuando
    dice que “es un sistema que convierte datos e información en
    conocimiento”. Es decir, los datos no son el petróleo, el conocimiento
    lo es. Defino
    conocimiento como la experiencia que permite tomar buenas decisiones y
    actuar a partir de los datos. Para calificar la IA como la
    nueva electricidad, primero tendrá que ser verdaderamente inteligente y
    para eso necesita alimentarse de conocimiento y no solo de datos. Desdramatizando,
    la IA representa el conocimiento de todos. La gran diferencia con la
    inteligencia de cada uno de nosotros es que es astronómicamente más rápida
    y capaz de almacenar y procesar, pero torpe y pobre (todavía) en algunos
    ámbitos. El objetivo
    de la IA es que tu organización sea más inteligente ¿Quieres
    tener el chat GPT de tu empresa para que te ayude a tomar mejores
    decisiones? Para eso lo tienes que entrenar con el conocimiento del
    negocio. Pero ¿Qué tienes? Algunos datos, algunos documentos… ¿Eso es todo?
    ¿Dónde está el conocimiento crítico? En la cabeza de las personas ¿Y qué
    hacemos entonces? Hay que capturarlo porque la IA solo entiende el
    conocimiento explicito. La IA hace realidad algo imposible durante siglos; rentabilizar el
    conocimiento siempre que esté escrito (por ahora). Hasta hoy, lo escrito
    era escaso y además difícil de reutilizar. Los gestores documentales son
    cementerios de archivos que nadie quiere leer. Y por esa misma inercia,
    nadie consideraba importante gastar recursos en sistematizar conocimiento
    que difícilmente iba a ser útil ¿Qué sucede cuando la tecnología nos
    facilita registrar todo lo que ocurre, transcribirlo y, sobre todo,
    explotarlo porque me permite entender los comportamientos de los clientes y
    más aún, predecirlos o inducirlos? Cuando Tesla o Uber cuentan con un
    caudal inmenso de información del uso que sus clientes hacen de sus
    productos o servicios, están mejor preparados que nadie para crear modelos
    de IA. Y eso les entrega una ventaja que puede ser decisiva.   La
    inteligencia me interesa desde hace años. En 2007 escribí la primera
    columna que incluyó la palabra en el título ¿Eres más
    inteligente que tus padres?. Lo mismo me sucede con la neurociencia. En
    2004 leí en el libro “On Intelligence”, que la
    inteligencia es el mecanismo que usa nuestro cerebro para predecir el futuro (y
    asegurarse de que nos mantenemos vivos). Y con la IA pasa igual: No soy
    experto, pero a finales de los 90 ya leí el libro “The Cognitive Computer: On
    Language, Learning, and
    Artificial Intelligence”.   La
    inteligencia es nuestro recurso principal y la fuente de toda actividad
    humana. No hay mayor prioridad que la inteligencia porque solo podemos
    conseguir nuestros objetivos si contamos con ella en suficiente cantidad.
    De hecho, TODO lo que haces, eres y tienes se lo debes a la inteligencia,
    la tuya, pero también de la de muchos otros. Los más inteligentes siempre
    tienen ventajas. Por eso, todos queremos más inteligencia. No tengo
    duda de que la inteligencia ya es el commodity
    más demandado porque sostiene la ventaja competitiva de cualquier
    organización o persona. Y la IA nos va a permitir que la inteligencia sea
    más barata y por tanto se masifique. Todo objeto se volverá inteligente
    porque incluirá software, no solo para hacer cosas sino para aprender de lo
    que hace y ofrecerte recomendaciones. ¿Qué
    conocimiento utiliza hoy tu empresa? Principalmente el que tienen los
    colaboradores que resulta complejo de gestionar porque está diseminado en
    sus cerebros, depende de la voluntad de cada uno y no es suficiente con el
    individual, sino que la clave es el colectivo. También usa el conocimiento
    documentado que suele ser escaso y de cuestionable calidad. Sin embargo, si
    aceptamos que las empresas hacen tareas repetitivas, entonces siempre
    estamos reutilizando conocimiento por lo que merece la pena sistematizarlo. La oferta
    que nos hace la IA es que por fin vamos a poder explotar el stock de
    inteligencia de la empresa porque ya existe la posibilidad de gestionarla.
    Y esa oferta es doblemente irresistible porque nos dice “no empieces
    desde cero y tampoco trabajes solo con tu conocimiento” y para ello te
    entrega siempre un borrador construido desde el conocimiento colectivo
    ¿Quién no quiere un oráculo al que preguntar lo
    que no sabes para que
    te suministre el conocimiento que necesitas? Hasta hoy ¿Quién te proveía el
    conocimiento que te hacía falta? Te las arreglabas con lo que sabías y lo
    que tus contactos te podían aportar. Los
    modelos de IA disponibles en el mercado se han entrenado con la “inteligencia
    mundial” (lo que estaba en internet) pero no incluyen la inteligencia
    de tu empresa. La IA promete multiplicar exponencialmente esa inteligencia
    lo que nos obliga a trabajar con 2 elementos que hasta ahora hemos
    ignorado: Por un lado, con el Conocimiento que ya tiene la organización
    (pasado y presente) y por otro, potenciando su capacidad de Aprender (crear
    conocimiento futuro). Cuanto más inteligente sea tu empresa, más y mejor
    podrá aprovechar la IA. O lo que es lo mismo, la IA exige organizaciones
    cada vez más inteligentes.   En 2015 me
    invitaron a impartir una conferencia TED que titulé Eres más inteligente que la
    empresa para la que trabajas. La hipótesis era sencilla: las personas
    tenemos un cerebro que "gestiona" nuestra inteligencia
    mientras que las organizaciones no tienen cerebro. 9 años después, eso está
    a punto de cambiar y mi próxima TED se llamará “Qué debe hacer una
    empresa para ser más inteligente que sus integrantes”. La hipótesis es
    igualmente simple: Nuestra civilización ha evolucionado gracias la
    inteligencia individual y también a la colectiva. Una parte de esa
    inteligencia estaba documentada pero la mayoría residía en la cabeza de
    cada persona y eso la hacía difícil de administrar. Hoy, la IA nos promete
    crear un cerebro colectivo de la empresa (que no dependa de cada individuo)
    y de esa manera potenciar la inteligencia de la organización. Para que la
    IA cumpla esa promesa de incrementar la inteligencia, tienes que
    desarrollar el modelo de IA de tu negocio. Solo hay una condición: no es
    suficiente alimentar el modelo de IA con los datos o la información que
    tiene actualmente la empresa. Ese es "alimento de baja calidad
    nutricional". Tienes que entrenar el modelo con lo más valioso: el
    conocimiento tácito que tienen tus colaboradores en sus cerebros. Y para
    eso, primero tienes que capturarlo. El problema es que no somos muy buenos a la
    hora de sistematizar
    conocimiento. El ciclo capturar – documentar – organizar – difundir, casi
    nunca ocurre. Mientras entrenes el modelo de IA solo con la información de
    que dispone la empresa, la magia no ocurrirá.   La
    moraleja es obvia: Los modelos de IA entrenados con el conocimiento crítico
    de tu negocio serán el activo más valioso de cualquier empresa. Cada día
    que pasas sin “entrenar tu GPT” y los demás si lo hacen, pierdes una
    ventaja que te puede costar la supervivencia. Rentabilizar tu propio
    conocimiento es una prioridad que no se puede delegar.   ¿Cómo construimos nuestro modelo de IA? Una IA verdaderamente
    inteligente se tiene que entrenar con conocimiento del Pasado, del Presente
    y del Futuro. La que tenemos hoy se ha entrenado con el pasado y con eso no
    basta. Para alimentar la IA con el Pasado, lo que se
    hace es nutrirla con el conocimiento documentado, es decir, con la
    historia, lo que ya ocurrió que haya quedado registrado. Ese es el
    ejercicio que se ha hecho con todos los modelos de IA: Chat GPT se entrenó
    con toda la información disponible en internet lo que demandó unos recursos
    incalculables de dinero, tiempo y energía. Si piensas cuánto del pasado de
    tu empresa se encuentra sistematizado y por tanto disponible para entrenar
    una IA te darás cuenta de que es muy poco. Los documentos existentes representan una
    mínima parte del conocimiento de la empresa. Y además de ser pocos,
    generalmente recogen una descripción de lo que se hizo o se debe hacer,
    pero les falta lo más importante: Cómo se hizo (prácticas, errores, ejemplos…),
    por qué se hizo de esa manera y, sobre todo, qué haríamos distinto si
    tuviésemos que hacerlo de nuevo (aprendizajes y recomendaciones). Sabemos
    poco de nuestro pasado y eso significa que una IA que se alimenta con datos
    e información de mediocre calidad, no nos podrá ayudar demasiado.   La IA del Presente se entrena con el
    conocimiento tácito que está en la cabeza de los miembros actuales de la
    empresa (lo que sabían los que ya se fueron es conocimiento que se perdió).
    Ese conocimiento no puede ser aprovechado por una IA, sino que hay que
    convertirlo a un lenguaje que pueda entender. Y eso implica capturarlo y
    sistematizarlo. Hazte una pregunta sencilla ¿Quién (roles) y cómo
    (procesos) se captura conocimiento en tu organización? Todo lo que ocurre
    es susceptible de dejar rastro y, por tanto, de alimentar la IA ¿Qué se
    captura de las decisiones que se toman cada día? ¿Qué
    conocimiento se ha documentado de las propuestas, los presupuestos, los
    clientes, los proyectos, los productos, las personas, los planos, los
    precios o los procesos? ¿Qué conocimiento se ha destilado de por qué
    ganamos o perdimos, qué salió bien y qué no, qué deberíamos haber hecho
    distinto, cómo lo haremos la próxima vez, qué hizo la competencia, qué
    necesitamos aprender…? En este
    camino no hay atajos. No existen jeringuillas que podamos clavar en el
    cerebro de cada persona para extraerle su conocimiento. Hay que poner en
    marcha procesos para identificar y evaluar el conocimiento crítico, para entrevistar y acompañar a los expertos
    que lo atesoran y finalmente refinarlo para que la IA lo pueda aprovechar.
    Justo, el trabajo de documentar que nunca nadie quiere hacer pero resulta estratégico. La doble buena
    noticia es que la tecnología nos hace más sencillo el proceso de captura
    (como los software que graban y transcriben las reuniones) y facilita que trabajar y documentar ocurran
    al mismo tiempo y no como actividades separadas. Y dado que este
    conocimiento del presente es dinámico (el mundo cambia cada segundo),
    estamos obligados a actualizarlo permanentemente.   Finalmente, la IA del Futuro se alimentará del
    conocimiento que vayamos generando si y solo si incorporamos en los
    procesos de trabajo, rutinas que nos aseguren la captura de los nuevos
    aprendizajes para actualizar todos los días la IA. El modelo que mejor
    encaja es el de Aprender Antes, Durante y Después que detallé en la columna
    Coronavirus y cultura de aprendizaje, escrita cuando comenzaba la pandemia. En
    resumen, se trata de que no se realice ninguna tarea en la empresa que no
    considere el aprendizaje y eso significa que Antes de la tarea, nos
    preguntamos ¿Qué sabemos y podemos aprender de otros que lo hicieron antes?,
    Durante la tarea la pregunta es ¿Qué estamos aprendiendo y cómo lo
    capturamos? y Después de terminarla, la pregunta es ¿Qué conocimiento hemos
    generado (lecciones aprendidas) y qué no sabemos y necesitamos aprender?   ¿Por qué
    hablé antes de los dos cerebros? Porque para que la empresa saque el máximo
    provecho de su inteligencia, necesita consolidar un doble cerebro: 1. El
    cerebro Físico formado por la red de colaboración que establecen los
    miembros de la empresa. La inteligencia de una organización es proporcional
    a la fortaleza o debilidad de las conexiones entre sus integrantes. Dado
    que el conocimiento lo tienen las personas en sus mentes (y nadie tiene
    todo el conocimiento) entonces es fundamental fortalecer las relaciones y
    el intercambio de conocimiento. Se trata de asegurar que el conocimiento
    fluye y no se estanca y crear las instancias para compartirlo por diseño y
    no por caridad. 2. El
    cerebro Virtual que constituye el modelo de IA que recoge todo el
    conocimiento sistematizado y que queda disponible para cualquiera.
    Un cerebro corporativo inteligente del que esperamos obtener respuestas
    a todas nuestras preguntas. El órgano que produce la inteligencia es el cerebro. Hasta ahora, la
    inteligencia era patrimonio de los seres vivos. La IA va a facilitar crear
    un cerebro colectivo del que emane inteligencia organizacional. Si antes
    la duda era ¿A quién le pregunto y qué me responderá? ahora, con este doble
    cerebro, está claro a quién preguntar y su respuesta dependerá del
    conocimiento que le hayamos suministrado. Respondemos a partir de
    lo que sabemos y sabemos a partir de lo que hemos aprendido.   ¿Sabes por qué tu empresa es menos inteligente de lo que podría ser?
    Porque no ha aprovechado el conocimiento de sus colaboradores. Hoy esa
    posibilidad ya existe. Si la inteligencia es nuestra característica más
    importante ¿Cómo no vas a querer potenciar la inteligencia de la empresa,
    apoyándote en la IA? La buena noticia es que el activo más
    importante para crear la IA de tu empresa, el conocimiento, ya lo tienes.
    Entonces ¿Cómo empezamos? No
    es suficiente con hacer cursos de IA o comprar licencias de Copilot 365. La magia que promete la IA será imposible
    si no la alimentamos con el conocimiento de la empresa. Asumiendo
    que los objetivos de negocio están definidos, los pasos están claros:   ❶ Identificar el conocimiento crítico y
    organizar la estructura de datos ❷ Capturar y sistematizar el conocimiento
    crítico tácito (en la cabeza de las personas) ❸ Entrenar el modelo propio de IA con los
    conocimientos creando el cerebro de la empresa ❹ Mantener actualizado el cerebro   Solo resolveremos los desafíos que tenemos con
    más inteligencia (colectiva) y no menos. De hecho, los problemas actuales
    se explican porque no somos suficientemente inteligentes para evitarlos y
    después para resolverlos. La IA tiene hambre ¿con qué la alimentamos? ¿con
    datos? ¿o con conocimiento? Mientras no capturemos el conocimiento
    de las personas, estaremos dilapidando el tesoro más importante de la
    empresa y por tanto la IA no te podrá entregar la “magia” que esperas. En
    un mundo cada vez más inteligente ¿Quién contrataría a una empresa o
    profesional estúpido?   Intencionadamente,
    no le he colocado apellidos a la inteligencia en esta la columna. Si
    tuviera que elegir una inteligencia que explica por qué una empresa triunfa
    es la de Ventas. Sin clientes que compren tus productos o servicios se
    termina el negocio. El principal talón de Aquiles de la mayoría de las
    organizaciones es su capacidad vender. No es casualidad que ninguna
    universidad enseñe ventas. Mi amigo Enrique de Mora ha lanzado recientemente la newsletter 'Vender es sexy' y si quieres mejorar tus habilidades comerciales en estos tiempos ‘figitales’, deberías seguirlo. Desde que nos conocimos
    hace 22 años (en Cuba durante la convención de un laboratorio
    farmacéutico), Enrique ha sido un referente en el mundo de las ventas. En
    su perfil de LinkedIn publica sus actividades, libros y lo último en ventas y como buen
    aficionado al cine, utiliza un lenguaje claro, sencillo y atractivo. Ha
    creado su newsletter con el objetivo de ofrecer un enfoque diferente del habitual y
    compartir consejos para aprender sobre ventas de una forma práctica y
    entretenida.    El 14 y 28 de mayo
    en Cadabra
    la magia de aprender, abordaremos “Inteligencia
    personal” con Claudia
    Gacitua, fundadora de Dirige
    tu vida y “Cómo sistematizar conocimiento que pueda alimentar la IA”
    con Francisco
    Espinosa, socio de Knowledge Works. El 8 de mayo en la
    refinería Bio Bio en Concepción impartiremos la
    conferencia "Una organización no puede ser inteligente si no es
    segura" para ENAP. El 24 de abril en
    el Cajón del Maipo impartiremos la conferencia "Hacia un mundo de
    organizaciones más inteligentes" para Besalco
    Minería en el marco de su Encuentro Nacional SST. El 7 de junio
    impartiremos la conferencia virtual “Por qué tu empresa no sabe aprovechar
    la IA” para los clientes de Cirion Technologies. El 13 de junio en
    Bilbao impartiremos el curso “Organizaciones
    inteligentes: Conocimiento crítico e inteligencia artificial, claves para
    generar ventajas competitivas” organizado por Innobasque.   |