E D I C I Ó N - N ° 218 JUNIO - 2 0 2 4

 

 

 

 

El caballo de Troya
Javier Martínez Aldanondo
Socio Cultura de Aprendizaje en Knowledge Works
javier@kworks.es y
javier.martinez@knoco.com

www.javiermartinezaldanondo.com

Twitter: @javitomar – Instagram: @javiermartinezaldanondo

 

¿Cuántas veces te has levantado por la mañana y has pensadoQué importante es el oxígeno, espero que no me falte ni se me olvide respirar porque lo necesito para vivir”? Ninguna ¿Cómo es posible si sabes que te mueres sin oxígeno? Porque en primer lugar es invisible. Y, en segundo lugar, lo das por supuesto ya que siempre lo tienes a tu alrededor. Forma parte de tu ecosistema sin que te exija ningún trabajo. Tan solo te das cuenta de su importancia cuando no lo tienes: por ejemplo, si te sumerges en la piscina o en el mar.

Exactamente lo mismo pasa con el conocimiento en las organizaciones, nadie piensa en él. Como el oxígeno, necesitas conocimiento para cualquier cosa que haces, pero el conocimiento tiene la mala suerte de ser intangible y por tanto transparente. Si te pregunto cuál es tu conocimiento crítico (qué es lo fundamental que aportas a tu organización) casi seguro que no eres capaz de contestar, aunque tu empresa o tus clientes te pagan por tu conocimiento (lo que sabes hacer). Lo bueno de conversar acerca de un intangible es que hace que exista, lo vuelve concreto...

 

El conocimiento (como saber hacer) es el mecanismo que permite inventar un objeto, fabricar un producto, prestar un servicio o alcanzar un objetivo o resultado. Sin conocimiento no es posible nada de eso. Y el conocimiento es a su vez consecuencia del proceso de aprender. Las empresas son inconscientes respecto del conocimiento que tienen. No se trata de un acto de mala fe, sino que como el conocimiento llega cada mañana a trabajar, lo dan por hecho, es automático. Pero si los integrantes de una organización deciden no regresar más y las que se presentan son personas distintas (que carecen del conocimiento que necesita ese negocio), la empresa colapsa de inmediato. Por eso, la existencia de una empresa solo se explica a través del conocimiento con que cuenta, aunque muchos directivos lo ignoren.

El caballo de troya fue una estrategia usada por los aqueos para introducirse en la ciudad de Troya y así conquistarla tras varios años de infructuoso asedio ¿Qué va a hacer que el conocimiento salte al primer plano y se convierta en un elemento imprescindible? Un amigo que está haciendo su doctorado me confesaba que antes de usar Chat GPT (entrenado con su propio conocimiento) tardaba 1 hora en escribir 1 página y ahora tarda 15 minutos. La Inteligencia Artificial (IA) va a ser el caballo de troya que hará que el conocimiento se convierta en el principal activo de una empresa por una razón muy sencilla. La IA es un multiplicador, pero sin una estrategia de gestión del conocimiento (GC), la IA pierde casi toda su capacidad de aportar valor. Nadie discute que la IA será un elemento que transformará nuestras vidas incluyendo la economía y las organizaciones. Puede que haya muchos directivos que todavía no entiendan por qué eso va a ser así o no imaginen cómo incorporar la IA en sus negocios. Pero la necesidad ya está instalada: si quieres proponer un proyecto de IA, los equipos directivos tienen espacio en la agenda para escucharte y presupuesto para financiarte. Y aquí se plantea una ecuación muy sencilla: La IA propone un regalo irresistible. Te dice, “te prometo entregarte resultados que te permitirán anticipar escenarios y tomar mejores decisiones” Pero también te dice: “para eso te pongo una sola condición: necesito que me entrenes primero con la inteligencia de tu negocio. Si me alimentas con esa inteligencia, soy capaz de multiplicar esos resultados”. Y lo que ocurre es que las empresas se entregan diligentemente a la noble tarea de recopilar su propia inteligencia empresarial y lo primero que encuentran son datos y documentos. Los datos que tienen son pocos, su calidad es cuestionable, casi siempre están dispersos y lo más complicado es que la inmensa mayoría no son datos de procesos core del negocio sino de aquello que les ha resultado más sencillo capturar. Esto en cierta forma es lógico: hace años nadie se imaginaba que en el futuro los datos podían convertirse en combustible primordial para la empresa y, por tanto, nadie se preocupó de establecer una gobernanza para gestionarlos. Hoy nos damos cuenta de que los datos, como huella del pasado, nos dan muchas pistas para predecir comportamientos futuros y que casi todo lo que ocurre en una empresa es capturable y convertible en “alimento” para la IA. Estas últimas semanas me he encontrado con varios casos de organizaciones públicas y privadas que coinciden en el mismo punto: El coste de las licencias o de la infraestructura para la IA no les supone ningún problema, pero el estado en que se encuentran sus datos es tan precario que primero van a tener que hacer un esfuerzo enorme para limpiarlos y organizarlos.

 

Con la información ocurre lo mismo: lo que existe documentado del quehacer y de la historia de la empresa es muy escaso por varios motivos: A nadie le gusta documentar (es un trabajo arduo y aburrido del que se benefician otros), la empresa no lo exige sino que a lo que da prioridad es a los resultados, a entregar el producto o el proyecto comprometido y rápidamente pasar a la siguiente tarea. Y cuando por casualidad algo se documenta, resulta dificilísimo de gestionar (cuesta encontrarlo, saber si será la última versión, aplicarlo…). Por eso, aunque todas las organizaciones tienen pasado, casi ninguna tiene un pasado documentado y trazable que le permita reutilizarlo. Si, en la empresa hay procedimientos e informes que contienen detalles de lo que se ha hecho. Pero es casi un milagro encontrar documentos que contengan conocimiento: por qué ganamos o perdimos un proyecto, qué salió bien y qué no salió bien, qué deberíamos haber hecho distinto, cómo lo haremos la próxima vez, qué hizo la competencia, qué necesitamos aprender…Es decir, no contienen el por qué, ni el cómo (prácticas, errores, ejemplos…) ni el qué haríamos distinto (recomendación) ni lo que hemos aprendido. Todo ese conocimiento existe (esa es la parte buena) pero se encuentra diseminado en los cerebros de los colaboradores (esa es la parte mala) muchos de los cuales se han marchado de la empresa o lo harán en un futuro no tan lejano, y eso lo hace muy difícil de gestionar. Por eso el mes pasado escribimos que es el conocimiento y no los datos el verdadero petróleo.

 

La IA y la GC se necesitan mutuamente. Para ofrecer respuestas confiables, la AI necesita apoyarse en una estructura sólida de conocimiento. Sin una GC robusta como base, la IA se queda en poco más que un proveedor sofisticado de información. Y de igual forma sin IA, la GC sufre para asegurar que se reutiliza ágilmente el conocimiento valioso y actualizado de la empresa.

 

Si no tienes el pasado, difícilmente podrás rentabilizar una IA para que te ayude a anticipar el futuro. Y por eso, si alimentas la IA con datos (escasos) e información (pobre), los resultados serán decepcionantes ¿Cuál es entonces la ruta a seguir si queremos que se cumpla la promesa de la IA? El primer paso consiste en construir el mapa de conocimiento crítico y capturar y sistematizar ese conocimiento que se encuentra en la cabeza de cada uno de los integrantes de la organización (y también en las de los clientes, proveedores, aliados, etc.). El desafío no es solo “cosechar” el conocimiento, eso es relativamente sencillo. La clave es implementar un modelo de GC que se asegure de:

  • Actualizar permanentemente el conocimiento. El conocimiento es dinámico y caduca cada vez más rápido (es como el periódico de hace 1 mes, no te sirve demasiado) de manera que cada día hay que incorporar el nuevo conocimiento aprendido en la organización
  • Capturar no solo el conocimiento individual sino el colectivo. Una neurona sola, al igual que una persona sola, no llegan muy lejos, pero todas juntas cambian el mundo. Eso significa que la clave está en la conexión, en la colaboración. Ojo porque las personas ni somos capaces de expresar todo lo que sabemos ni tampoco de escribir todo lo que decimos. Hay que guiar el proceso de captura de conocimiento de los expertos sobre todo en los espacios de reflexión grupal donde es esencial crear un clima de confianza para hacer que aflore el conocimiento oculto (errores).
  • la Consistencia para que no se produzcan “conflictos” entre el conocimiento que se incorpora y el que ya se encuentra en el modelo de IA

 

Para que todo ello sea una realidad, es imprescindible que la empresa cuente con una estrategia de GC que apunte hacia el conocimiento critico e incluya procesos y responsables que se aseguren que se captura y se sistematiza ese conocimiento permanentemente. Nuestro idioma para interactuar con la IA son las preguntas, no tanto los prompt sino saber plantear los problemas de negocio relevantes y ser capaz de refinar las respuestas que nos entrega. A fin de cuentas, la IA premia la experimentación.

¿No tienes una estrategia de GC para asegurar el éxito de tu iniciativa de IA? Ya sabes por dónde empezar. Si quieres aprovechar la IA, gestiona tu conocimiento.

 

Conclusiones:

Tu empresa no podrá ser inteligente (ni aprovechar la IA) si no gestiona su conocimiento. Nuestro sistema económico está basado en la inteligencia. Ya estamos en la era donde fabricamos inteligencia que es el commodity más demandado porque sostiene la ventaja competitiva de cualquier organización. Y la IA nos va a permitir que la inteligencia sea más barata y se masifique. Más inteligencia siempre será una buena idea y todo indica que de aquí en adelante, trabajaremos apoyándonos en asistentes que serán “más inteligentes” que nosotros. Eso sí, todo dependerá del input: al igual que la IA no podría existir sin todo el conocimiento sistematizado presente en Internet, la IA en tu empresa depende del conocimiento que le entregues de tu negocio.

 

Hasta ahora nadie se ha tomado muy en serio el conocimiento, pero eso está a punto de cambiar. Gestionar el conocimiento es la ventaja competitiva para aprovechar la IA. Partimos de la base de que la Inteligencia es una prioridad y la IA puede cambiarlo todo. Si la IA se alimenta del conocimiento de la empresa, tener una estrategia de GC te coloca en situación privilegiada. Tu empresa no puede ser inteligente si no gestiona su conocimiento y esto es algo que hemos hecho de manera negligente. Lo curioso es que todas las empresas son de conocimiento, sin excepciones, solo que no se han dado cuenta. Todas las empresas gestionan su conocimiento, aunque sea inconscientemente y de forma poco sistemática porque de lo contrario habrían desaparecido. Lo único que tienen, la materia prima con la que trabajan para elaborar productos y servicios es el conocimiento de sus empleados ¿Cuándo serán conscientes de que esto es así? Cuando traten de implementar la IA, comprueben que los resultados que obtienen están muy lejos de lo que esperaban y se convenzan de que necesitan una estrategia para gestionar su conocimiento.

 

No olvidemos que la IA somos todos nosotros porque es una creación nuestra que se nutre del conocimiento de todos los seres humanos, pasados, presentes y futuros. Si el reto es utilizar la IA para desarrollar una nueva forma de ventaja cognitiva, de lo que hablamos en realidad es de conocimiento crítico ¿De qué depende el éxito de la estrategia de IA de tu empresa? De cómo gestione el conocimiento.

 

En ABRA Laboratorio de Aprendizaje ya lanzamos el Club de Pensamiento Crítico. El primer encuentro de reflexión mensual con Ricardo Aronsohn es el miércoles 3 de julio y te puedes inscribir aquí y el grupo de Linkedin que hemos creado para interactuar lo tienes aquí.

El 9 y 23 de julio en Cadabra la magia de aprender, abordaremos las sesiones “Universidad corporativa como estrategia de aprendizaje organizacional” con Toni Ramos, Consultor RRHH, desarrollo del talento y KAM en Cegos y “Cómo aprende una empresa de telecomunicaciones” con David Martín, responsable de la disciplina de aprendizaje en Telefonica.

El 29 de agosto estaremos en Vilcún (Chile) en el Seminario de Liceos Técnicos en La Araucanía organizado por Fundación del Magisterio de La Araucanía con la conferencia “Aprender del Futuro”.

El 10 de septiembre estaremos en México y el 3 de octubre en Ecuador en el Cirion Forum 2024 impartiendo la conferencia “Tu empresa no puede ser estúpida en un mundo de inteligencia (artificial)”.

 

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