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“El buen conductor es el que predice lo que
va a hacer el coche que va delante”. Mi Aitona (abuelo en vasco)
La respuesta es sí: una organización puede
sobrevivir sin cerebro, pero no sin inteligencia ¿Sabes cuál es la
prioridad de un individuo y también de una organización? (ojo que la
prioridad no es el objetivo). SOBREVIVIR. Si estás muerto, ya nada más importa.
El ser humano no busca la prosperidad sino la supervivencia ¿Sabes cuál es
mecanismo que te permite, a ti y a tu empresa, sobrevivir? La INTELIGENCIA
como capacidad de tomar buenas decisiones ¿Y sabes cuál es el dispositivo
responsable de la inteligencia? El CEREBRO. Sabemos dónde está el cerebro
en una persona, pero ¿Dónde está el cerebro en una organización? Hace casi
10 años impartí esta charla TED “Eres
más inteligente que la empresa para la que trabajas”. La hipótesis era
muy simple: Tienes un cerebro que gestiona muy bien tu conocimiento y
aprende mientras que tu empresa carece de cerebro y por eso le cuesta
gestionar su conocimiento y aprender. En cualquier empresa, cada persona
aporta su cerebro y por eso el conocimiento es más un patrimonio de los
individuos que un activo organizacional. El futuro será cada vez más
desafiante y la empresa que no incremente su nivel de inteligencia
desaparecerá ¿Cómo
desarrollar la inteligencia de tu organización? El
objetivo de la Inteligencia Artificial (IA) es que tu empresa sea más
inteligente y la razón por la que la IA va a ser fundamental es porque
fabrica inteligencia. En febrero Amazon lanzó
Rufus, un asistente de compras que aprovecha el conocimiento de la
empresa sobre productos (fichas de cada artículo), reseñas y comentarios de
los usuarios. Yo quiero comprar un scooter eléctrico para mi hijo, pero ya
no tengo que buscar en cada marca, modelo a modelo. Le pido a Rufus que me
recomiende cuales son los scooters más adecuados en función de las
variables que me interesan (potencia, autonomía y precio). La clave no es
el modelo de IA, sino que al contar con el conocimiento de los productos y
de los clientes, Amazón lo puede reutilizar y por tanto rentabilizar,
potenciando su inteligencia. Como
veremos, la oportunidad pasa por crear un doble cerebro de la organización: un cerebro Físico compuesto por los cerebros
de los integrantes de la empresa pensando juntos, mediante procesos de
colaboración. Y un cerebro Virtual donde la IA nos proveerá la inteligencia
de la organización, siempre que previamente la hayamos sistematizado y que
nos permitirá crear agentes (compañeros de trabajo virtuales que realizan
tareas específicas por nosotros).
¿Qué
es la inteligencia? Sin
discusión, la inteligencia es nuestro recurso más preciado, la necesitamos para todo. Aunque está de moda, Inteligencia viene
del latín y deriva de “Intelligentĭa” que a su vez proviene de “Inteligere”,
palabra que se compone de 2 términos: Intus que significa “entre”
y Legere que significa “escoger". Una persona
inteligente es aquella que sabe elegir bien. Coloquialmente, decimos que
alguien es inteligente cuando toma buenas decisiones. Nos pasamos la vida
decidiendo de manera inconsciente (decidimos miles de veces al día).
Cualquier directivo reconoce que su principal responsabilidad es tomar las
decisiones correctas. Si nos fijamos, tomar buenas decisiones significa
contar con una gran capacidad de Predicción: de las distintas alternativas
que existen, eliges aquella que crees que tiene mayores probabilidades de
ocurrir, es decir anticipas lo que ocurrirá en el futuro. Es como si
siempre tuvieses la “suerte” de acertar… Pero no hay truco, para tomar buenas
decisiones y predecir, es imprescindible contar con el conocimiento
adecuado. Yo no puedo decidir bien en el ámbito de la energía nuclear o del
cáncer porque carezco del conocimiento necesario. Y para contar con ese
conocimiento, necesitas haber dedicado tiempo a aprender. De nuevo, no hay
ni magia ni suerte, todo conocimiento es resultado de un proceso de
aprendizaje previo. Por tanto, la Inteligencia consiste en decidir bien con
el conocimiento que tienes y en aprender rápidamente aquello que no sabes.
En la Odisea, Ulises y su
tripulación intentan regresar a Ítaca y uno de sus principales retos es el
encuentro con las sirenas que habitaban una isla y poseían voces tan
encantadoras que cualquier marinero que las escuchaba se veía
irresistiblemente atraído hacia ellas, naufragando en las rocas cercanas.
La diosa Circe advierte a Ulises sobre el peligro de las
sirenas y le aconseja cómo evitar caer en su trampa. Siguiendo su consejo,
Ulises decide tapar los oídos de sus hombres con cera para que no puedan
escuchar el canto de las sirenas. Y curioso por escuchar la canción sin
sucumbir a su poder, Ulises se hace atar al mástil del barco y ordena a su
tripulación que no lo liberen en ninguna circunstancia, sin importar cuánto
les suplique. Cuando el barco se acerca a la isla de las sirenas, sus
cantos empiezan a resonar. Los hombres de Ulises, con los oídos tapados,
continúan remando sin verse afectados. Ulises, atado al mástil, escucha el
canto y se siente atraído, rogando y ordenando a sus hombres que lo
liberen. Pero ellos, fieles a sus órdenes, lo atan aún más fuerte al mástil
hasta que el barco ha pasado por completo el área de peligro. La
inteligencia de anticipar el riesgo y prepararse es lo que permite a Ulises
y su tripulación evitar el destino fatal que había atrapado a tantos otros
marineros antes que ellos. Adaptarse está sobrevalorado ya que cuando
quieres reaccionar es demasiado tarde porque tienes el problema encima,
como nos ocurrió en la pandemia con la vacuna. Es mucho más inteligente
anticiparse.
La inteligencia nos distingue del resto de seres
vivos y se concreta en la capacidad de reflexionar y aprender (generar tecnología, es decir
conocimiento) y de colaborar
y compartir (transferir ese conocimiento para que otros aprendan cómo
hacerlo). Tan solo a base de inteligencia individual nunca hubiésemos
evolucionado tan rápido. La IA es inteligencia colectiva porque se nutre
del conocimiento de todos nosotros, pasados y presentes.
¿Cómo
gestiona el cerebro la inteligencia? El cerebro es primordial porque es la sede de
la inteligencia. De hecho, el cerebro es el único órgano que no podemos
trasplantar y sin el que no podemos vivir. No conocemos inteligencia más
sofisticada que la humana. Por eso la neurociencia lleva siglos estudiando
con ahínco cómo funciona el cerebro (es curioso que nos quejemos de que los
modelos de IA son una caja negra cuando nuestro cerebro sigue siendo un
misterio). Lo que sí sabemos es que la clave no se encuentra en las
neuronas individuales sino en la conexión entre ellas, la colaboración.
Los pocos organismos biológicos que carecen de
cerebro cuentan con un sistema nervioso básico que gestiona la inteligencia
que les permite sobrevivir. Y la IA demuestra que no hace falta un cerebro
físico para producir inteligencia. La función primordial del cerebro es
mantenerte con vida ¿Cómo lo hace? Imagina que te vendo los ojos, te doy a
probar un trozo de chocolate y te pregunto de qué alimento se trata ¿Qué
sucede? Tu cerebro busca en la memoria el sabor que percibe, lo reconoce
(porque lo ha probado antes) y es capaz de identificarlo. Lo mismo ocurre
si te doy un gajo de limón o un sorbo de coca cola. Pero ¿y si te doy un
alimento que no has probado nunca? Si estás en España te doy lúcuma y si
estás en Latinoamérica te doy salmorejo. Tu cerebro busca, pero como nunca
lo ha probado, no encuentra nada y te dice que no sabe de qué se trata.
Nuestro cerebro no elabora respuestas a los problemas, sino que recupera
las respuestas almacenadas en la memoria y que pueden llevar allí mucho
tiempo. La corteza cerebral es un sistema de memoria. Todo lo que eres
capaz de recordar no fue “inyectado” en esa memoria ni venía contigo
cuando naciste, sino que lo aprendiste durante años de práctica repetida y
lo “acumulaste” en tus neuronas. Tu cerebro es muy eficiente en
utilizar lo que has ido guardando en la memoria para resolver problemas y
producir comportamientos ¿Qué pasaría si, aunque hayas probado muchas veces
el chocolate, tu cerebro no fuese capaz de almacenarlo y por tanto no
pudiese recordarlo? Significa que si olvidas las experiencias que tienes,
no puedes aprender y siempre vuelves a empezar desde cero.
La neurociencia define la inteligencia como la
capacidad de crear un modelo del mundo para que puedas moverte por él a
salvo. Al nacer, llegamos sin saber nada y lo primero que hacemos de manera
innata es aprender, lo que implica que aprender no es una habilidad. Reconocemos que existe un mundo al que
necesitamos adaptarnos para sobrevivir y al aprender cómo funciona ese
mundo, creamos conocimiento sobre cómo caminar, comer, hablar, etc. (y así
podemos tomar decisiones). Para todo lo que hacemos, el cerebro nos provee
ese conocimiento que hemos ido aprendiendo y cuando no sabe (no tiene
conocimiento), lo que hace es aprenderlo, es decir, crear nuevo
conocimiento. En síntesis, el cerebro gestiona la inteligencia mediante un
mecanismo que se basa en 2 palabras mágicas: Anticipar y
Reutilizar. Para
Anticipar lo que vas a hacer, tu cerebro te Entrega conocimiento (lo que ya
sabes) y para que en el futuro puedas Reutilizar lo que has aprendido, lo
que hace es Capturar conocimiento (lo que no sabías). Cuando decimos que el
cerebro es básicamente un órgano predictor, es porque usa el conocimiento
que ya tiene del pasado para evitarte cualquier problema. Por eso, el que
predice siempre gana, como le ocurrió a Colón que salvó la vida gracias a sus
conocimientos de astronomía para predecir un eclipse. Ahora bien, no basta con predecir, además hay
que anticiparse, es decir, aprender lo que te hará falta para cuando llegue
el escenario que predijiste. En el día de la marmota, Phil le dice a Rita que, si practica 4 o 5 horas al día durante 6 meses, podrá anticipar lo que ocurrirá a la hora de
lanzar cartas a un sombrero. Un ejemplo actual: El 70% de todos los
cánceres mortales son el resultado de cánceres que el sistema de salud no
detecta preventivamente porque no tenemos suficientes recursos. La IA nos
debiese permitir monitorizar continuamente a una persona para evaluar su
salud y que en el momento en que salte una alarma, se anticipe y acuda al
médico en lugar de esperar a un chequeo rutinario.
Aunque todos los énfasis de la inteligencia
están colocados en el futuro, es fundamental reivindicar el pasado: nuestra
inteligencia depende de nuestro pasado, de lo que hemos aprendido. Si no
aprendiste algo, llegado el momento no podrás hacerlo y menos predecirlo.
Por eso es tan sensato el dicho Noruego “si quieres saber hacia dónde
vas, tienes que saber de dónde vienes”. Para todo lo que haces,
necesitas recurrir a tu conocimiento y eso implica recordar. Imagina que un
día te despiertas y has olvidado todo tu conocimiento. No podrías hacer absolutamente nada, quedarías indefenso y desamparado. Piensa
entonces qué parte de su pasado ha capturado tu empresa. Ojo, no hablo de
tener pasado (todos lo tenemos) sino de conocerlo y haberlo documentado
para poder sacarle partido ¿Entiendes ahora por qué tu empresa es menos
inteligente de lo que podría ser? Porque no aprovecha el conocimiento de
sus colaboradores que hasta hace poco era un activo difícil de gestionar
porque se encontraba en el cerebro de cada individuo mientras que hoy esa
posibilidad existe. Venimos de un largo periodo de decepción con los
sistemas de información en la empresa. Malgastamos tiempo (y recursos)
buscando, pero pocas veces encontrábamos contenido útil, muchas veces
desactualizado y difícil de aplicar. Con la IA, por fin la promesa de reutilizar
conocimiento se hace realidad porque la materia prima con la que se entrena
la IA es justamente el conocimiento sistematizado del negocio. Aunque se
nos llene la boca hablando innovación, las empresas hacen tareas
repetitivas y eso significa que, dado que mañana vamos a reutilizar
conocimiento que ya tenemos, entonces merece la pena documentarlo.
¿Cómo
gestiona la inteligencia tu empresa?
Nuestro sistema económico está basado en la
inteligencia. Hoy fabricamos inteligencia y la principal ventaja competitiva es
cognitiva. Por eso,
el músculo más importante es el cerebro. Asumimos que sí queremos desarrollar la
inteligencia en la empresa (las personas y las máquinas ya la tienen), una
buena idea consiste en copiar el funcionamiento del cerebro. La buena
noticia es que la empresa, hasta ahora, ha sido capaz de sobrevivir sin
cerebro. La mala noticia es que pagamos un precio muy alto por la ausencia
de una función que gestione la inteligencia. Las empresas sin cerebro son ineficientes porque repiten errores, reinventan ruedas, la
calidad decisiones se resiente cuando los expertos se marchan, malgastan
tiempo buscando información, la curva del onboarding es muy larga y tienen
diferencias de desempeño entre personas y equipos. Por eso sufren para
alcanzar sus resultados y ponen en riesgo su supervivencia. Las empresas
inteligentes cumplen sus objetivos y diseñan su futuro. No hay que ser
adivino para pronosticar que, con el nivel de inteligencia actual, tu
empresa no podrá enfrentar los desafíos que le esperan.
Hemos visto que, para gestionar la inteligencia,
nuestro cerebro hace dos cosas, las hace muy bien y se equivoca muy poco:
la primera es proveerte el conocimiento que requieres, anticipando el
contexto y la situación en la que estás y por tanto el conocimiento que vas
a necesitar. La segunda es capturar el conocimiento cada vez que aprendes
algo nuevo para poder reutilizarlo en el futuro y alimentar tu base de
conocimiento que se enriquece a medida que tienes más experiencias. Se ha
puesto de moda el concepto de second brain que es una estrategia para organizar nuestra “vida
digital” con apoyo de herramientas tecnológicas. Es cierto que para
gestionar la inteligencia de la empresa no tenemos por qué seguir el mismo
modelo del cerebro porque una empresa no es un organismo biológico. Pero
por ahora no tenemos nada mejor. La propia IA Generativa funciona casi
igual que nosotros. Para que la IA te pueda ayudar, primero tiene que
aprender y para eso la entrenamos con toda la información posible (es el
mismo proceso que hacemos los seres humanos cuando construimos nuestro
modelo del mundo). Y para que la IA te entregue conocimiento, trabaja a
partir de predecir la siguiente palabra y tratando de entender el contexto
del párrafo. Por eso la neurociencia y la IA tienen tantos elementos de
conexión. Si quisiéramos trasladar lo que hemos aprendido del cerebro
humano a la organización, una buena alternativa sería crear un doble
cerebro físico y virtual para que, cualquier persona, en cualquier momento
que deba tomar una decisión, tenga la posibilidad de contar con el
conocimiento de toda la empresa y al mismo tiempo, nos aseguremos de
aprender lo nuevo que ha hecho.
¿Cómo funciona el doble cerebro, Físico (formado
por la red de colaboración de los miembros de la empresa) y Virtual
(compuesto del modelo de IA que recoge todo el conocimiento sistematizado)?
Lo veremos en la siguiente columna.
El 21 de agosto en
San Antonio impartiremos la conferencia “Hacia un mundo de
organizaciones más inteligentes” para Ultramar
y en Santiago impartiremos la conferencia "La colaboración es
innegociable" para Farmoquímica del Pacífico
El 28 de agosto
impartiremos la sesión “El objetivo de a IA es que tu empresa sea más
inteligente” para los clientes de Charlas Motivacionales
El 29 de agosto
estaremos en Vilcún (Chile) en el Seminario de Liceos Técnicos en La
Araucanía organizado por Fundación
del Magisterio de La Araucanía con la conferencia "Aprender
del Futuro"
El 10 de septiembre
estaremos en México en el Cirion Forum 2024 impartiendo la conferencia
"Tu empresa no puede ser estúpida en un mundo de inteligencia
(artificial)"
En ABRA Laboratorio de
Aprendizaje ya lanzamos el Club de Pensamiento Crítico. El segundo encuentro de
reflexión mensual con Adolfo
Tuñón es el miércoles 31 de julio y te puedes inscribir aquí y el grupo de Linkedin que hemos creado para
interactuar lo tienes aquí.
El 6 y 20 de agosto
en Cadabra la magia de aprender, abordaremos las sesiones
" Comunidades de práctica: crearlas es fácil... el reto, es
mantenerlas activas" con Elena
Jaramillo, "Comunidades de práctica con clientes en Mutual de
Seguridad" con Mario
Miranda, subgerente de Gestión del Conocimiento de Mutual de Seguridad.
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