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“Un comandante
puede lo que sabe” (Erwin Rommel)
El refrán original que siempre escuché decía “dime
de qué presumes y te diré de qué careces”. Esta nueva versión apunta a
que según lo que seas capaz de hacer, tu vida transcurre por unos
derroteros o por otros. Todo es conocimiento, definido como lo que eres capaz de hacer y no
solo lo que sabes. Tienes conocimiento cuando puedes tomar decisiones y actuar de manera que no puedes cuando careces de
conocimiento. El conocimiento es todo lo que
has aprendido e incluye habilidades, actitudes,
etc.
Aunque suena obvio, en la vida solo puedes hacer
aquello para lo que dispones de conocimiento. Yo no puedo conducir un
helicóptero ni hacer traducciones de chino, tampoco realizar una cirugía de
corazón o dirigir una central nuclear porque carezco del conocimiento
necesario. La cara “amable” de esta realidad es que todo el conocimiento se
puede aprender. Es decir, nadie nació sabiendo hacer prácticamente nada y,
por tanto, excepto algunas conductas innatas, todo es aprendido. Lo que eres es consecuencia de tu pasado, de
lo que aprendiste. No te levantas una mañana y dices “no sé qué me ha
pasado esta noche que de repente soy capaz de pilotar un helicóptero”.
No, con el conocimiento, no hay atajos ni magia. Para que exista
conocimiento, se requiere un proceso de aprendizaje previo y dado que el
conocimiento es dinámico y colectivo, lo ideal es que el aprendizaje sea
permanente y compartido. Ojo que no me refiero a los cursos que hiciste.
Aprender es mucho más que estudiar y formarse, es sobre
todo experiencia.
¿Cuánto vale el
conocimiento? ¿Le podemos poner una cifra ahora que todo se mide con
números? Tenemos un cliente que produce papel. Tiene 4 máquinas diferentes
y según quién de los 11 operarios maneje la máquina, la producción de papel
(medida en kilogramos) cambia. Curiosamente, cuando quien la maneja es
Ricardo, la producción llega a ser hasta un 30% mayor que la de sus
compañeros. Estamos hablando de las mismas máquinas, el mismo proceso, las
mismas horas de turno, idéntica materia prima… Lo único que cambia es quien
opera la máquina. Por eso a Ricardo, internamente le llaman Messi. ¿Cuál es
la diferencia? Ricardo tiene conocimientos que el resto no tienen y por eso
obtiene mejores resultados. No es suerte, es conocimiento.
La fórmula entonces
es muy simple: R = T x K. Es decir, RESULTADO es igual a TIEMPO
multiplicado por CONOCIMIENTO. Y obviamente, la variable que más pesa es el
Conocimiento porque el Tiempo es fijo (8 horas) ¿Y cómo se obtiene
conocimiento? Muy fácil: aprendiendo. Eso nos conduce a otra fórmula igual
de simple: K = T x A. Es decir, CONOCIMIENTO no es otra cosa que TIEMPO
multiplicado por APRENDIZAJE. Tu nivel de conocimiento depende de la
cantidad de tiempo que dedicaste a aprender. Y aquí sí que la variable TIEMPO
tiene un peso significativo. Para ser bueno en algo, ya sea operar una
máquina, pilotar un helicóptero o hacer cirugías, hay que dedicar mucho
Tiempo a practicar y aprender.
Esto significa que tu presente está totalmente
condicionado por el conocimiento que tienes, o lo que es lo mismo, por lo
que sabes hacer. Si hablas inglés, tu panorama laboral es muy diferente que
si no lo hablas. Pero no solo eso, tu futuro también depende del
conocimiento que seas capaz de aprender. El futuro depende
de decisiones que tomas en el presente y las decisiones que tomas en el
presente dependen del conocimiento que tienes. La gran noticia es que todo aquello que no sabes
y quieras saberlo, lo puedes aprender. Hoy ya no podemos decir que no
aprendemos porque no tenemos dinero. Antes el acceso al conocimiento estaba
mucho más restringido pero lo que se requiere hoy para construir
conocimiento está disponible prácticamente sin coste alguno: te puedes
abrir una cuenta de Chat GPT gratis y acceder a los infinitos recursos
necesarios en internet por menos de lo que te cuesta una cena.
La vida de tu
empresa también depende del conocimiento que atesora. Veamos otro ejemplo: Un
lingote de hierro tiene un valor que ronda los €100. Si tu empresa decide
hacer herraduras, su valor aumentaría a €250. Si, en cambio opta por fabricar
agujas de coser, el valor se elevaría a unos 70.000 euros. Pero si
decidiera producir muelles para relojes, el valor se dispararía a alrededor
de €6 millones ¿Qué explica cada uno de esos incrementos de valor? El
conocimiento que vas añadiendo en cada paso, ni más ni menos. La cantidad
de hierro sigue siendo la misma pero el impacto del conocimiento multiplica
su valor. Claro que la decisión que permite hacer herraduras, muelles o
agujas depende de tener el conocimiento para ello. No basta con la
intención. Hasta hoy, dicho conocimiento se concentraba en los
colaboradores y por eso las personas han sido un activo insustituible: sin
personas y su conocimiento, ninguna empresa es viable. Si intercambias a
los empleados de Microsoft con los
de la NASA, con los de FORD, con los de Movistar o con los de Iberia,
ninguna de esas empresas puede funcionar. Si, es cierto que siguen teniendo
personas inteligentes con conocimiento, pero carecen del conocimiento
específico necesario para sus negocios. Es posible que, con la Inteligencia
Artificial, esa realidad cambie si es que las empresas son capaces de
capturar y reutilizar dicho conocimiento sin depender de las personas.
¿Qué permite pasar
del sueño a la realidad? El conocimiento. Lo que nos separa de cualquier
objetivo que nos fijemos es el conocimiento que nos falta y requerimos para
alcanzarlo. Todo lo que haces y no puedes hacer está directamente
relacionado con tu conocimiento. Por ejemplo, en tiempos de crisis (como
ocurre actualmente en varios países de Latinoamérica) las empresas hacen un
énfasis especial en vender y la venta es conocimiento puro. A vender se
aprende, claro que tratar de crear ese conocimiento cuando ya tienes el
agua al cuello es una medida desesperada. Otro indicador económico que
lleva tiempo estancado es la Productividad
¿Cuál es el factor que mas influye para mejorarla? El conocimiento ¿Y para la
innovación? Innovar es crear nuevo conocimiento o lo que es lo mismo,
aprender a hacer algo que no se sabía anteriormente. Últimamente las
empresas declaran que la búsqueda de talento es una de sus prioridades.
Pues bien, el talento no es otra cosa que conocimiento en acción.
La semana pasada, el equipo de gestión del conocimiento
de una empresa internacional de ingeniería nos preguntaba cómo se explica
que cada vez exista más conciencia en las empresas sobre la necesidad de
que el conocimiento se gestione. Nuestra respuesta, expresada de forma muy
sintética, es que en el momento en que el mundo cambia aceleradamente (y lo
hacen los mercados, los clientes y sus necesidades, etc.) el conocimiento
que sostiene el negocio de una empresa caduca cada vez más rápido. En
resumen: lo que explica su éxito ya no es seguro que seguirá sirviendo de
cara al futuro. Y no solo eso, ese conocimiento concentrado en algunas
personas críticas abandona la empresa cuando estas se marchan y la
organización se descapitaliza perdiendo competitividad ¿Cuándo se da cuenta
una empresa de lo importante que es gestionar su conocimiento? Cuando lo
que antes era natural y se hacía sin esfuerzo ahora cuesta un mundo: se
repiten errores, se reinventan ruedas, encontrar la información necesaria
se convierte en una odisea, las personas o los equipos tienen desempeños
dispares, aparecen competidores que ofrecen mejores servicios o productos…
Y la empresa se vuelve consciente de que en algún momento dejó de aprender
y de que su conocimiento perdió valor. En ese escenario, aprender es más
decisivo que saber. Aprender asegura el futuro.
¿Por qué es importante gestionar el conocimiento
y aprender? La razón principal es porque toda empresa es una organización
de conocimiento. Todos sus integrantes trabajan con sus cerebros y el
activo que generan es conocimiento en forma de un producto o un servicio. Una
premio nobel de química lo explicaba en el último
párrafo de esta entrevista "todo sale de nuestros cerebros".
Está claro en qué debemos invertir...
¿Cuál es la realidad? Que, en las empresas,
gestionar el conocimiento y aprender no forma parte de la estrategia,
tampoco de los procesos, de los valores de la organización, de los hábitos,
de la cultura y por supuesto, de lo que se evalúa o se reconoce. Fijaros en
esta noticia de unos días atrás “Hace
25 años China nos vendía balones de playa y ahora coches eléctricos”. Esta
llamativa frase la pronunció el consejero de industria del gobierno vasco ¿Es
un tirón de orejas? No lo parece porque en el artículo se habla de que
Euskadi (País Vasco) goza de buenos indicadores: “niveles de renta per
cápita y bienestar social que están en máximos históricos, mientras que el
nivel de pobreza absoluta y desempleo está en mínimos”. Sin embargo,
debiese ser una seria llamada de atención porque lo que explica ese cambio
de balones a coches es tanto mérito de los chinos como demerito de los
vascos ¿Cuál es la razón que explica ese giro copernicano? Sencillo: Los
chinos han aprendido mucho más rápido que nosotros. Y eso nos deja en mal
lugar porque una cosa es evidente: El ADN de los chinos no ha cambiado en
este cuarto de siglo. Su genética es la misma: no han desarrollado más
brazos o piernas u ojos, los niños chinos no tienen 2 cerebros, etc. Por
tanto, han decidido aprender más y mejor mientras nosotros no. Y ojo,
aprender no es tanto un tema de metodología o de presupuesto sino de
actitud… Si, hasta ahora a Euskadi le ha ido bien porque somos buenos para
ejecutar, pero no somos igual de buenos para aprender. Ya dijimos que el
conocimiento caduca y cada vez lo hace a mayor velocidad. Y en épocas de
cambio, el que aprende más rápido y mejor tiene una ventaja que resulta
decisiva. Más aun, los territorios pequeños, dado que no tenemos masa
crítica ni recursos para competir de igual a igual con los grandes, tenemos
que fiarlo todo a potenciar nuestra capacidad de aprender. Si observáis el índice global de conocimiento,
veréis que 8 de los 10 primeros países son de los más pequeños del mundo. Blanco
y en botella…
Dime qué
conocimiento tienes y te diré qué puedes hacer en la vida, cómo es tu vida
y cómo te puedes ganar la vida. Insisto, conocimiento es todo aquello que te permite
decidir y actuar y fue aprendido ¿Sabes qué
conocimiento tienes? ¿Y cuál vas a necesitar? ¿Lo sabe tu
empresa? Y si te interesa la inteligencia artificial, no
hay estrategia de IA sin estrategia de gestión del conocimiento.
El 4 de diciembre impartiremos
el primer webinar del curso "Gestión Colaborativa del Conocimiento"
para el equipo la Diputación de Jaén
organizado por Conecta13.
Los días 12 y 13 de
diciembre impartiremos la conferencia "Tu empresa no puede ser
estúpida en un mundo de inteligencia (artificial)" para el equipo
de Copec.
El 10 de diciembre
en Cadabra la magia de aprender, tendremos la sesión sobre
“Comunidades de práctica en Timac
Agro" con Iñigo Ciriza. Y el
24 de diciembre, yo impartiré la sesión “sobre “Organizaciones
Inteligentes”.
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