De todos los
conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí
mismo” (William
Shakespeare).
Al momento de
nacer, a todos por igual nos entregan las mismas 2 cosas: tiempo y un cerebro.
Cuánto tiempo tenemos de vida es algo que nadie sabe. Qué hacer con el
cerebro es una decisión de cada uno. Simplificando muchísimo, la vida es un proceso continuo de toma de
decisiones, algunas conscientes, la mayoría inconscientes. Y cada vez que
tienes que decidir, pueden pasar solo 2 cosas: que tengas conocimiento
para hacerlo (mejor o peor) o que no tengas conocimiento en cuyo caso
necesitas aprender.
Cómo solo
tenemos una vida, debiésemos tener muy claro qué queremos hacer con ella.
El primero de los 3
deseos para la educación era precisamente auto conocerse. La vida,
por tanto, es una cuestión de prioridades porque los recursos que tenemos
son limitados. No podemos hacerlo todo. Como repite Pepe Mújica,
cuando compras algo no lo pagas con dinero, sino que pagas con el tiempo
que trabajaste para conseguir ese dinero, es decir, pagas con tu vida. Por
eso, la decisión más importante de nuestra existencia consiste en elegir
qué queremos SER y, por ende, qué vamos a HACER.
Priorizar y
hacer foco son procesos clave en la vida de una persona (y de una
empresa). Cada vez que te decantas por algo, estás renunciando a todo lo
demás que podría ser, pero no será. Entonces, la pregunta existencial
inevitable es: ¿Cuál es mi Objetivo? Cuando no tienes un Objetivo claro,
navegas sin rumbo, arrastrado casi siempre por la corriente. Pero cuando
tienes un Objetivo definido (que puedes cambiar tantas veces como sea
necesario), entonces la segunda pregunta aparece nítidamente: ¿Qué
Acciones (o Decisiones o Actividades) debo llevar a cabo para alcanzar
ese Objetivo? Y una vez identificas las Acciones necesarias, entonces
llega la pregunta crucial, para la que pocas personas tienen una
respuesta precisa: ¿Qué Conocimientos necesito para ejecutar esas
Acciones? Porque sin Conocimiento, el resto es simplemente una
declaración de intenciones, un sueño irrealizable.
¿Cuál es
tu conocimiento critico? es una pregunta sencilla y ya vieja
pero la respuesta es explosiva porque te obliga a ser consciente de qué
es lo más importante que sabes hacer. Por ejemplo, mi conocimiento
crítico es “saber cómo potenciar el conocimiento y el
aprendizaje de una organización para que pueda mejorar sus resultados”.
Es decir, un Verbo (potenciar) + un Ámbito de acción (conocimiento y
aprendizaje) + un Objetivo (mejorar los resultados). Si el conocimiento
es lo más importante en tu vida, entonces contar con un mapa de
conocimiento crítico personal es la brújula que te ayuda navegar hacia
donde quieres ir y te entrega todo lo necesario para llegar a destino,
sano y salvo.
Estamos en un
momento del año proclive a todo tipo de análisis y balances. La mayoría
de esos ejercicios se quedan en una revisión de lo que he hecho, de lo
que me ha pasado pero pocas veces profundiza al nivel de lo que he aprendido (qué nuevo
conocimiento he incorporado). Y lo que suele ser casi inexistente es la
reflexión sobre lo que necesitaré aprender el próximo año,
del conocimiento que me hará falta, en definitiva, de las preguntas que
tengo para el 2022. Como ya vimos el año
pasado, las organizaciones tienen las mismas dificultades
para expresar su conocimiento
crítico.
No hay nada más
importante que el conocimiento. ¿Quién se despierta por las mañanas
pensando en el oxígeno? Nadie ¿Cómo es posible si sabes que no puedes
vivir sin oxígeno? Lo das por hecho porque forma parte de tu realidad sin
que tengas que hacer nada y además es invisible… Tan solo lo echas de
menos cuando no lo tienes al igual que la salud: te das cuenta de lo
importante que es tu pie cuando te lo lastimas, no puedes caminar y tu
vida se ve limitada. Lo mismo sucede con el conocimiento: al ser un
intangible no es fácil de identificar hasta que te quedas sin él ¿Por qué
tiene sentido mapear tu conocimiento crítico? Porque el conocimiento es
el activo más importante de cualquier persona: nuestro presente está en
función del conocimiento que tenemos y nuestro futuro depende del
conocimiento que seamos capaces de crear. Es decir, de nuestra habilidad
para aprender. La mejor manera de sacar partido de nuestro principal
activo y mitigar esos riesgos pasa por ser conscientes de cuál es nuestro
conocimiento crítico y cómo debemos gestionarlo.
¿Cómo
gestiono mi conocimiento crítico? Primero
tengo que identificarlo. Hay varias maneras de hacerlo, os comparto una
manera simple (pero profunda) de hacerlo. ¿Cómo identifico mi
conocimiento crítico? Insisto, todo depende de cuales sean tus Objetivos.
Por eso es tan importante tener definidos tus Objetivos en primer lugar,
de otra manera no hay forma de determinar qué es crítico y qué no. Por
ejemplo, ¿a quién le importaba el conocimiento sobre epidemiologia en
marzo de 2019? A nadie. Pero 12 meses después, cuando nuestra prioridad
era enfrentar una pandemia, el conocimiento sobre epidemiología se había
vuelto crítico al igual que las personas que lo tenían. Por eso, aunque
tus objetivos determinan tu conocimiento crítico, de la misma forma, tu
conocimiento determina los objetivos que puedes lograr. No puedes aspirar
a alcanzar aquellas metas para las que careces de conocimiento.
Si puedo
enumerar mis Objetivos, entonces debiese poder explicitar las Acciones,
Decisiones o Actividades que llevo a cabo para lograr dichos objetivos. A
partir de ahí, me debo preguntar: ¿Qué es lo más importante que necesito SABER
HACER para ejecutar esas Acciones? Ojo, no se trata de lo
que haces sino lo que sabes hacer para hacer lo que haces.
No me estoy refiriendo a una Actividad (cocinar o
preparar una conferencia) sino lo que hay que saber hacer para ejecutar
esa actividad que es muy diferente. De nuevo
comparto un ejemplo: Mi Objetivo es “desarrollar el conocimiento y la
capacidad de aprender en personas y organizaciones”, una Actividad
que ejecuto para lograrlo es “impartir conferencias y talleres” y
un Conocimiento Crítico es “saber cómo preparar presentaciones que
sean capaces de captar la atención de la audiencia y ayudarles a
reflexionar ofreciéndoles puntos de vista novedosos”. Una vez
identifico ese conocimiento crítico, lo puedo desglosar en 4 dimensiones.
Para ello, me formulo las siguientes preguntas:
1. A nivel de
Conocimiento Tácito
•
Qué Prácticas utilizo que me sirven para
preparar esas presentaciones e influyen en su éxito o fracaso
•
Qué Casos podría contar de presentaciones
exitosas o fallidas de las que se pueden sacar lecciones
•
Qué Historias puedo compartir de las
distintas etapas de la construcción de una presentación
•
Qué Errores son los que se suelen cometer a
la hora de diseñar o impartir presentaciones
•
Qué Recomendaciones podría entregar a
alguien que debe preparar una presentación
•
Qué Ejemplos podría mostrar de buenas y
malas presentaciones
2. A nivel de
Conocimiento Explicito
•
Qué Artefactos me sirven de apoyo para
preparar presentaciones (plantillas, presentaciones previas, ejemplos de
encuestas, etc.)
•
En qué Productos se refleja el fruto de mi
trabajo
•
Qué Procedimientos utilizo para recoger
requerimientos del cliente, elaborar un primer borrador…
•
En qué Metodologías me apoyo
3. A nivel de
Relaciones (red)
•
Qué Contactos tengo que cuentan con
conocimiento sobre presentaciones y a los que acudo cuando lo necesito
•
En qué Proyectos he participado donde he
conocido profesionales que tienen conocimiento al respecto
•
De qué Comunidades de gente relacionada con
el tema formo parte junto
•
Dónde imparto Docencia relacionada con
preparar presentaciones
4. A nivel de
Fuentes
•
Cuáles son las Fuentes de Información que
consulto y en qué base de datos las almaceno
•
Qué Herramientas utilizo para buscar
información, diseñar, comunicarme con terceros, preparar y presentar
•
Qué Software especifico me sirve de ayuda
(para editar videos o imágenes, para hacer mapas mentales…)
CONCLUSIONES
“La vida no es la búsqueda de uno mismo. La vida en más bien la
creación de uno mismo” (Bernard Shaw). Si eres el
centro del universo, no puedes no saber cuál es tu conocimiento crítico.
Si hay algo te que puede ayudar en tu vida es hacer foco en lo importante
e identificar tu conocimiento crítico es lo que más te sirve para
centrarte. Si vemos la botella medio llena, lo más difícil ya lo tienes:
cuentas con conocimiento crítico, lo que te falta es hacer el ejercicio
de mapearlo.
Para ser
consciente de cuáles son los conocimientos críticos sobre los que
construir tu futuro, necesitas precisar tus Objetivos, las Actividades
que llevas a cabo, los Conocimientos Críticos que tienes y, para cada
conocimiento, desgranar esas 4 dimensiones de Tácito, Explicito,
Relaciones y Fuentes. Una vez cuentas con un mapa detallado de tu stock
de conocimiento actual, estas en condiciones idóneas para tomar 3
decisiones vitales:
1. Priorizar. La cantidad
de conocimientos puede ser tan grande que resulta difícilmente gestionable.
Por eso, se requiere priorizar y determinar de todos ellos, cuáles son
los que tienen mayor impacto en el logro de los objetivos que
perseguimos.
2. Comenzar a
gestionar esos conocimientos. Por
ejemplo, según el tipo de conocimiento de que se trate, decidir qué vas a
documentar, qué vas a incrementar (porque sabes menos de lo que
necesitas), qué vas a transferir a otros, qué vas a externalizar, qué vas a descartar porque podría ser potencialmente
automatizable, porque es un conocimiento muy abundante en el mercado o
porque pronto quedará obsoleto, etc.
3.
Identificar los conocimientos que no tienes y vas a necesitar. Es decir, diseñar
la estrategia para aprenderlos. El ejercicio de mapear tu conocimiento es
permanente. El conocimiento que nos servía ANTES no seguirá sirviendo
IGUAL en el futuro por tanto debes estar en proceso de actualización y
seguimiento permanente. La pandemia ha acelerado la digitalización y
automatización, habrá nuevas oportunidades y nuevos trabajos, la
pregunta es si tendrás los conocimientos para desempeñarlos
El mundo ideal
se presenta cuando tengo claro lo que me gusta, existe una oportunidad
laboral para ello en el mercado y lo más importante, soy bueno haciéndolo
(tengo conocimiento). Por eso, necesitas urgentemente responderte esta
simple pregunta ¿Cuál es tu conocimiento crítico?
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