“Nadie lo
sabe todo, todo el mundo conoce y sabe algo, el conocimiento está en la
humanidad” (Pierre Levy).
El aprendizaje es colectivo y eso explica que
nuestra evolución como seres humanos, haya sido tan diferente del resto
de especies. El conocimiento es un acto compartido. Si cada persona
tuviese que aprender por su cuenta cada día, apenas podríamos avanzar.
Sin embargo, o estoy muy equivocado o estamos ciegos al respecto. Se
habla por todas partes de aprendizaje a lo largo de la vida, de
itinerarios personalizados, de aprendizaje autodirigido, informal (70 –
20 - 10), de upskilling y reskilling,
de mentoring, de integrar el aprendizaje con el
trabajo (learn in the
flow of work), de desaprender y reaprender, de aprender en
cualquier momento y cualquier lugar… pero en ABSOLUTAMENTE TODOS los
casos el foco es el individuo. Este encomiable esfuerzo ofrece 477 programas de formación, todos individuales. Inaudito.
Cada día estoy más convencido de que el gran
tema de nuestro tiempo es la colaboración. Esta misma semana he vivido
varias experiencias que me lo confirman: mantuve un intercambio en linkedin con mi amigo Marcelo Lasagna sobre el principal rasgo de la
inteligencia de una organización: la interacción entre sus integrantes;
impartí 2 conferencias, una presencial y otra virtual, para una
multinacional de alimentación cuyos lemas eran “Beyond
Connection” y “Together
we are stronger” ya
que su único objetivo era fortalecer las conexiones entre sus miembros;
mantuve una larga conversación con mi amigo y entrenador Sama que me recordaba que el lema del equipo en la temporada recién
finalizada (en la que fueron subcampeones de la liga chilena) fue “colaboración”; participé
en el lanzamiento de un programa de aprendizaje para los empleados de un
banco con el objetivo de facilitar la colaboración… Pero mi intención no es abordar la
colaboración (sobre la que he escrito varias veces aquí, aquí, aquí y aquí) sino el aprendizaje que será sobre el futuro, ocurrirá en el lugar de trabajo (no
en el aula) y sobre todo, será colectivo.
En primer
lugar, es necesario comprender que)
el aprendizaje es personal e intransferible.
Nadie puede aprender por ti igual que nadie puede comer ni dormir por ti.
Por tanto, el aprendizaje no se puede delegar ya que sucede en tu cuerpo:
son tus neuronas las que establecen las sinapsis cada vez que aprendes algo. Sin embargo, el aprendizaje no
termina en el individuo. Podemos aprender solos pero ese proceso es
absurdo por lento e ineficiente. Aprendes junto con otros y gracias a
otros. Para empezar, si no fuese por los adultos que te reciben cuando
naces, no aprenderías algunos de los conocimientos fundamentales para el
resto de tu vida como caminar, comer, hablar… Además, todos dependemos de
los demás para sobrevivir. Somos seres sociales, más emocionales que
racionales. Nadie vive aislado del mundo excepto si optas por un estilo
de vida como Jeremiah Johnson. Nadie trabaja solo, todos tenemos
clientes y proveedores. Todos somos parte de un ecosistema, una pieza de
un puzle que por sí sola no puede subsistir, necesita del resto para
alimentarse, vestirse, descansar, viajar, comunicarse, trabajar… Por si
fuera poco, los desafíos que enfrentamos hoy en día como especie son de
tal calibre que únicamente la colaboración nos entrega alguna esperanza
para superarlos. Por ejemplo, si cada país hubiese decidido superar la
pandemia por su cuenta, la inmensa mayoría del planeta todavía carecería
de la vacuna y permanecería confinado. No es factible pensar que el
cambio climático, la desigualdad o la automatización son problemas que se
puedan resolver mediante esfuerzos particulares, a partir del genio y la
creatividad de individuos brillantes. Sin embargo, sabiendo que la única
manera de afrontar el futuro es compartiendo conocimiento y aprendiendo
colectivamente, todos los esfuerzos relacionados con el aprendizaje
siguen centrados en el individuo. En realidad, al hábito de colaborar es
a lo que llamamos cultura y es siempre un ejercicio colectivo. Existe suficiente
evidencia de que la cantidad y calidad de las relaciones que mantiene una
persona son un predictor de su futuro bienestar Y que la soledad es un
factor que limita la longevidad. El diseño de nuestra sociedad está
orientado hacia el individuo, el corto plazo y el beneficio propio como
piedra angular en detrimento de la comunidad. Veamos un par de ejemplos:
1. ¿En qué consiste la educación, escolar o universitaria? En enseñar a
cada niña/o una serie de conocimientos teóricos y evaluarlos
individualmente. Es decir, en hacerlos competir por obtener el mejor
resultado para su propio futuro (estudiar la carrera que quiero en la
universidad que quiero u optar al empleo más apetecible en una mejor
empresa) ¿Dónde está el aprendizaje colectivo? No existe ¿Quién es
reconocido por contribuir al aprendizaje de sus compañeros? Nadie ¿En qué
momento desarrollamos competencias colaborativas, de compartir y
construir conocimiento, fijar objetivos y repartir roles, reflexión y
discusión grupal, empatía y escucha, resolver conflictos…? En casos
excepcionales, muchos de ellos jugando deportes de equipo, pero con
énfasis en la actividad física o el entretenimiento y no en el
aprendizaje.
2. ¿Cómo funciona
la formación en el mundo de las
organizaciones? Se
plasma en una oferta de cursos dirigidos al individuo. Excel
por un lado, gestión de proyectos por otro, liderazgo por otro… ¿puedes
aprender a gestionar un proyecto sin el equipo del proyecto? ¿es creíble
que puedas aprender a liderar sin que participe tu equipo? El individuo
en la organización es el símil de la neurona en el cerebro: no sirve de
nada por sí solo ¿hay cursos dirigidos a los equipos? No, a pesar de que
la unidad fundamental en una organización es el equipo, no el individuo
¿Qué instancias existen en tu empresa para que aprenda el equipo? Se
realizan muchísimas reuniones, pero no están diseñadas para el
aprendizaje. Faltan experiencias de aprendizaje compartido. Lo más
sorprendente es que TODAS las organizaciones que conozco se quejan de la
dificultad de alinear las diferentes áreas entre si (silos, compartimentos estanco, etc). Es natural que nos
cueste colaborar si fuimos educados para competir. Hemos confundido
competir con luchar contra adversarios a los que derrotar en lugar de
competir contra ti mismo para mejorar tu desempeño. Por ello, todos los
esfuerzos de aprendizaje siguen centrándose en el individuo ignorando al
equipo (algo que afortunadamente las metodologías ágiles están empezando
a corregir). La prueba fehaciente de esta contradicción es que el curso trabajo
en equipo sigue siendo el más vendido año tras año, pero siempre dirigido
a individuos…. Sabemos que nuestros resultados dependen de cómo colaboran
los jugadores, pero seguimos empeñados en enseñarles a jugar a cada uno
por separado. Incomprensible.
CONCLUSIONES
“Juntarse es un
comienzo. Seguir juntos es un progreso. Trabajar juntos es un éxito” (Henry Ford).
El segundo de mis 3 deseos para la educación es aprender a relacionarte con otros.
Cometemos un grave error si creemos que el aprendizaje colectivo es una
nueva asignatura o una competencia más. Es decir, asumir que el déficit
se resuelve si seguimos haciendo lo mismo y le añadimos una nueva capa
por encima de las anteriores. Colaborar es una capa transversal que las
atraviesa todas. La colaboración no se enseña, se practica, en definitiva,
se vive. Es como respirar, no es algo que haces un rato únicamente, sino
algo que no puedes dejar de hacer todo el tiempo. En los últimos años, se
han puesto de moda las “habilidades blandas” (Goleman trajo la inteligencia emocional
al primer plano).
Dichas habilidades, cuando no se orientan al autodesarrollo y a la
gestión de uno mismo, tienen como objetivo gestionar las relaciones con
los demás ¿para qué si no importa aprender comunicación, ventas,
negociación, liderazgo, flexibilidad, creatividad, hablar en público…? No
para dar órdenes a las maquinas sino para colaborar con las personas.
Estoy cada día más convencido de que la razón
por la que las organizaciones desaparecen es
porque dejan de aprender. La innovación, que es aprender a hacer cosas diferentes,
es un deporte de equipo que se favorece con la diversidad. Si vivimos en sociedad, el aprendizaje tiene
que ser colectivo. Es tan evidente que no habría siquiera que
mencionarlo. Si nadie sabe más que
todos juntos ni tiene todo el conocimiento, el colectivo es nuestra única esperanza. A pesar de ello,
aunque el trabajo siempre se realiza en equipo, el aprendizaje casi nunca
lo es. Ahora bien, no se trata de minimizar al individuo sino de
potenciar al colectivo. De transitar del yo al
nosotros sin amenazar ni diluir al yo. Mantener el equilibrio porque cada
yo es diferente y valioso.
Sin
aprendizaje colectivo no hay colaboración y sin colaboración no hay
futuro. Cada uno haciendo la guerra por su cuenta no puede llegar lejos.
Las dictaduras siempre buscan desunir y debilitar la comunidad. Al “divide
y vencerás” tenemos que responder con “la unión hace la fuerza”. Si el paradigma
mecanicista (organización como máquina) depende de gestionar cada pieza
por separado y se basa en el control y obediencia, la colaboración
depende de la conexión de las piezas entre sí y se basa en la confianza.
El Dr. Paul Zak explica en esta charla
TED cómo comprobó que “los países con más gente confiable son
más prósperos, hay más transacciones económicas y se crea más riqueza.
Los países pobres en general son países de poca confianza” es decir,
de poca colaboración. El
conocimiento solo puede viajar gracias a las conexiones entre los
individuos y la tecnología es un gran aliado como vimos en la pandemia. Claro que
para colaborar es imprescindible, en primer lugar, tener un propósito
compartido, un bien común, una identidad y conciencia colectiva.
Tenemos
que elegir: La inteligencia de unir o la estupidez de separar. Insistir
en
potenciar
al individuo no nos va a salvar. Alejandro Dumas nos iluminó con el lema
de
los Mosqueteros “uno para todos y todos para uno”.
El
9 y el 23 de agosto, en Cadabra la magia de aprender, dentro de Abra Laboratorio de Aprendizaje celebraremos 2 nuevas sesiones sobre “Cómo
diagnosticar la cultura de aprendizaje de una organización”.
El
30 de agosto impartiremos la conferencia “Gestión del Error” para
los adherentes de Mutual de Seguridad dentro del programa de 6 webinars ofrecidos por ABRA Laboratorio de Aprendizaje.
El 6 y 7 de septiembre
impartiremos la conferencia virtual “Cultura de Aprendizaje” para
el 57 congreso que
organiza AMEDIRH, la Asociación
Mexicana de Directores de RRHH.
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