E D I C I Ó N - N ° 1 61 - AGOSTO - 2 0 1 9

 

 

 

 

Lo que le tenemos que agradecer a la inteligencia artificial
Javier Martínez Aldanondo
Socio Cultura de Aprendizaje de Knowledge Works
javier@kworks.cl y javier.martinez@knoco.com

Twitter: @javitomar

 

 

Si tu trabajo se basa en ejecutar, te vas a quedar pronto sin él. Si tu trabajo consiste en pensar, estás a salvo...”

 

La persona que ostenta el récord Guinness en resolver el cubo Rubik tarda 4,22 segundos, la máquina más veloz lo resuelve en 0,38 segundos. La inteligencia artificial (IA) amenaza con dejarnos sin trabajo ¿Miedo? Al contrario, son magníficas noticias y la explicación tiene poco que ver con la tecnología.

 

1. Gracias a la IA estamos en la era de la inteligencia entendida como capacidad de aprender y producir conocimiento. El mejor cumplido que puede recibir una persona es que la llamen inteligente. La raza humana domina el planeta debido a su inteligencia. La mayoría de los nuevos productos y servicios incorporan el adjetivo “inteligente”. Toda start up con ambiciones declara usar IA. Los apellidos de moda para referirse a la IA son Machine Learning, Deep Learning o Big Data, es decir, el aprendizaje como la llave para el futuro. Mejor imposible: a más inteligencia, más necesidad de conocimiento. Por fin mandan las neuronas y no los átomos.

 

2. La IA nos ayuda a ser más inteligentes porque nos exige preguntarnos qué es la inteligencia y cómo funciona el cerebro. Al construir máquinas para que hagan lo que hacemos las personas, descubrimos que la inteligencia humana es extremadamente sofisticada y cubre múltiples dimensiones: emocional, espiritual, intelectual, corporal, etc. En la columna de 2010 El triunfo de la inteligencia, investigué el origen de la palabra: deriva del latín, intelligentĭa, que proviene a su vez de inteligere, término compuesto por 2 palabras, intus que significa “entre” y legere que significa “escoger". Etimológicamente, una persona inteligente es aquella que sabe elegir bien, es decir, toma buenas decisiones. Para ello, requiere contar con gran capacidad de predicción ya que, al escoger una alternativa, apuesta a que eso será exactamente lo que ocurrirá en el futuro y no otra cosa. Para tomar buenas decisiones de manera repetida, es imprescindible contar con el conocimiento necesario, que siempre es el fruto de un proceso de aprendizaje previo. Una persona es inteligente cuando es capaz de aprender rápidamente. Para aprender, necesitas pensar, entender y preguntar y ninguna de esas 3 acciones cotidianas están al alcance de las máquinas. Lo que tenemos hoy no es IA sino fuerza bruta basada en una descomunal potencia de cálculo. Como sabemos poco acerca de la inteligencia, solo podemos construir máquinas que ejecuten 2 tareas básicas: almacenar información en grandes cantidades y procesarla a enorme velocidad. Casualmente, las mismas 2 tareas menores para las que entrenamos el cerebro de nuestros niños en el colegio ¿Qué sucede cuando abordamos otras facetas de la inteligencia como la capacidad de imaginar, crear o empatizar? Dado que siquiera sabemos cómo ocurren en el cerebro humano, difícilmente podemos hacer que una máquina las realice. Por eso, resulta inconcebible que la IA la manejen únicamente tecnólogos que no saben de aprendizaje. Es cierto que la IA no tiene por qué replicar el mismo proceso que nuestro cerebro igual que para fabricar aviones, no copiamos el vuelo de los pájaros. Pero la IA dista mucho de ser inteligente porque no es consciente de lo que hace. Con la IA ocurre lo mismo que en el colegio cuando aprendías cosas de memoria, pero no las entendías ni podías explicarlas. Que una máquina haga algo que tú no puedes hacer no significa que sea inteligente.

 

3. La IA nos invita a repensar el mundo en 5 planos relacionados entre sí: Trabajo, Aprendizaje, Organización, Educación y Ser Humano.

 

a. Reformar el Trabajo ¿Eres conductor profesional? Si es así (en EE. UU. hay 3,5 millones de camioneros, la principal ocupación en más de la mitad de los estados) te vas a quedar sin trabajo ¿es grave? La pregunta es distinta ¿por qué querrías hacer algo que puede hacer una máquina? Si tu trabajo es automatizable, entonces no debe requerir mucha inteligencia. Ojo porque un médico o un abogado desempeñan tareas rutinarias que están siendo automatizadas. Aunque siempre la tecnología sustituyó nuestra fuerza física, por primera vez las máquinas amenazan con sustituir nuestro cerebro y eso nos pone nerviosos. La IA está haciendo por las neuronas lo que la máquina de vapor hizo por nuestros músculos. En el pasado usamos a los animales para trasportarnos, después inventamos el automóvil (mi coche tiene 250 caballos) y ahora la IA propone inyectarle 250 cerebros para convertirlo en autónomo. Deberíamos estar felices porque las máquinas nos libran de hacer trabajo aburrido, repetitivo, peligroso y sucio y nos desplazan hacia el trabajo intelectual, más enriquecedor. Convengamos que mucho del trabajo que hacen hoy las personas es poco humano, como bien apunta el libro trabajos de mierda. Es verdad que destruiremos empleo (contratos fijos) pero habrá más trabajo si diseñamos adecuadamente la colaboración entre personas e IA. Si somos inteligentes, podemos usar la IA para aumentar nuestras capacidades como siempre hemos hecho con la tecnología y contar con un “cerebro suplementario”. El objetivo final es trabajar menos (el dueño de Alibaba apuesta por 12 horas semanales) y tener una vida más humana. La IA tiene el potencial de humanizar el trabajo cuando nos libra de lo que no queremos hacer y se lo entrega a las máquinas. Claro que cambiar el trabajo demanda rediseñar el aprendizaje…

 

b. Rediseñar el Aprendizaje: La IA se alimenta del pasado, ofrece respuestas, pero no puede generar nuevas preguntas. Cuando el cambio vertiginoso hace que el conocimiento caduque rápidamente, crear conocimiento se vuelve más importante que usar el que tenemos (aprender un nuevo cubo Rubik en lugar resolver el cubo que ya dominamos). Aprender todavía es sinónimo de transmitir conocimiento que ya existe a través del entrenamiento y los cursos que ofrecen las áreas de capacitación. Pero el aprendizaje que necesitamos consiste en crear nuevo conocimiento que surge de enfrentar problemas inesperados e imprevisibles fruto de la velocidad y la incertidumbre. De mirar por el retrovisor, pasamos a fijar la vista en el futuro en busca de ideas ¿Qué capacidades son imprescindibles para crear conocimiento? curiosidad, imaginación, creatividad, resiliencia, improvisación, actitud... capacidades innatas en los seres humanos. Cuanto menos podemos predecir el futuro, más necesitamos esas capacidades. Curiosamente, el mundo empresarial y el educativo han dado preferencia a los conocimientos técnicos, duros, fáciles de medir. Para convertir esas capacidades (que todas las personas traemos de nacimiento) en habilidades, hay que practicarlas de manera sistemática y rigurosa, un sacrificio que cada uno decide si quiere realizar. Claro que cambiar el aprendizaje demanda reformular las organizaciones…

 

c. Reformular la Organización ¿Qué preocupa más al CEO de una empresa, el negocio de hoy o concebir el de mañana? Sin descuidar el presente, el desafío está en el medio y largo plazo. Es indiscutible que aprender es más importante que saber. Que una organización sea exitosa no es garantía de que mañana seguirá vigente. La inteligencia organizacional es la capacidad que tiene una empresa para crear conocimiento y usarlo estratégicamente para adaptarse a su entorno. En una economía de intangibles que prescriben, la clave no es usar lo que sabes sino generar nuevo conocimiento. La inteligencia de una organización no reside en ningún individuo particular, sino que la construyen entre todos, igual que el pensamiento en el cerebro no radica en una neurona. El problema consiste en que las organizaciones 1.0 en las que actualmente trabajamos no fueron diseñadas para que aprender fuese parte de los procesos sino para fabricar siempre lo mismo, con énfasis en la rentabilidad y la eficiencia. La solidez, que fue su fortaleza, se ha convertido en la principal debilidad. No hay espacio para desafiarse, discrepar, experimentar ni menos para el error. Es decir, un mundo ideal para las máquinas. Los organigramas rígidos y jerárquicos que usamos para resolver problemas antiguos no servirán para los que vendrán. Los KPIs premian la ejecución y castigan el aprendizaje. Los empleados que entrenamos concienzudamente para obedecer órdenes tienen que reconvertirse en diseñadores de servicios. Si el objetivo prioritario es aprender ¿cómo rediseñamos la experiencia de trabajo? Crear cultura de aprendizaje implica situar a los equipos como la célula básica e incorporar principios como la agilidad, autonomía y transparencia. El trabajo inteligente siempre se termina imponiendo al trabajo obediente. Claro que contar con organizaciones inteligentes exige revisar la educación…

 

d. Revisar la Educación. Años atrás, pregunté al resto de ponentes en un seminario de neurociencias y aprendizaje si el cerebro tenía límites y la respuesta afirmativa fue unánime. Si nuestros hijos van a competir por un empleo contra una máquina ¿usamos el cerebro para aquello que la IA hace mejor que nosotros? En lugar de sustituirnos ¿no merecerá la pena diseñar máquinas para que hagan lo que no podemos o para complementarnos? Esa decisión no es tecnológica. Hace años que los pilotos de avión conviven con el piloto automático. Colaborar demanda complementarse con quienes tienen otros saberes, hoy que nadie tiene todo el conocimiento que se necesita. Si hacemos máquinas cada vez más inteligentes y nuestra inteligencia individual es limitada, solo nos queda colaborar para incrementar la inteligencia colectiva. Existe consenso sobre las capacidades que se requieren para crear conocimiento ¿por qué todavía no son la base de lo que aprenden nuestros hijos? ¿las máquinas dominan alguna de esas capacidades? ¿acaso pueden liderar, comunicar o pensar críticamente? ¿los alumnos pueden seguir “escondidos” como escuchadores pasivos? ¿cómo les desarrollamos el espíritu explorador orientado a investigar y descubrir problemas e inventar soluciones? ¿cómo concebimos aulas no solo para pensar sino para aplicar y pasar a la acción? ¿nos podemos permitir financiar la educación únicamente hasta que los jóvenes terminan la universidad? ¿el miedo sigue siendo la principal motivación para aprender? Estamos tan cómodos con el actual sistema educativo que nos resistimos a cambiarlo. Claro que cambiar la educación implica reconsiderar qué es ser humano…

 

e. Reconsiderar el Ser Humano. Esta noticia acerca del dinero como la prioridad de los chilenos explica el mundo que habitamos. Al escoger el dinero, asumimos el impacto de esta decisión sobre aspectos como el medio ambiente, la desigualdad, la corrupción o la salud. A nadie le debiese sorprender que Chile lidere el ranking de enfermedades mentales de la OMS. Los seres humanos hemos dirigido nuestra inteligencia hacia los objetivos equivocados. Adoptamos un paradigma con incentivos perversos y efectos funestos: competir individualmente por recursos escasos, producir y consumir sin preocuparnos de las consecuencias bajo el yugo del miedo a Dios, al jefe, a quedar sin alimento o trabajo. Concentramos la inteligencia en trabajar sumisamente, sin cuestionar. Caímos en la trampa de la velocidad que nos impide levantar la cabeza y pensar. Si asumimos que la IA será capaz de hacer cada vez más cosas, debemos preguntarnos qué es importante y queremos preservar para los humanos y para qué queremos la IA. Para ello, necesitamos consensuar un norte, un sistema de creencias y valores que regirán nuestra convivencia. Y esto a su vez implica cuestionarse qué significa ser humano, quienes somos, que queremos ser, cómo queremos vivir. Por ejemplo, al construir IA se hace evidente que las emociones son un componente humano que por ahora quedan fuera del alcance de las máquinas. Las emociones tienen un impacto decisivo en la vida de las personas y en los resultados de las organizaciones. Las máquinas no dicen “no quiero hacer esta tarea porque estoy triste, aburrido o cansado” Sin embargo, muchas de las cosas que no suceden como esperamos tienen su explicación en que las personas no queremos, nos aburrimos, nos enfadamos, no nos comprometemos… Ante una crisis de sentido ¿cómo nos aseguramos de potenciar esas características humanas? Hoy los recursos son abundantes, las capacidades que mencionamos se erigen como pilares esenciales y todos los humanos nacemos diseñados para aprender. Podemos optar por la colaboración y la confianza y configurar un sistema con nuevos valores. En 2018, Escocia, Islandia o Nueva Zelanda declararon explícitamente que su foco está en el bienestar de sus ciudadanos y no en el PIB. Las personas somos insustituibles porque reflexionamos. Aunque debemos prepararnos para el momento en que la IA sea capaz de suplantarnos, la decisión sigue estando en nuestras manos. No olvidemos que la IA es creación de la inteligencia humana. Podemos elegir vivir con el miedo permanente a ser arrinconados o con entusiasmo por las oportunidades de inventar un mundo más humano. Aunque hemos consumido una parte importante del planeta, podemos impedir que la IA nos devore a nosotros mismos. Y eso requiere de menos matemáticas y de más empatía…

 

Conclusiones: “La respuesta a más inteligencia artificial es más inteligencia humanaJoseph E. Aoun, presidente Northeastern University.

La conclusión resumida es que la IA revaloriza la inteligencia y permite diseñar un futuro de colaboración entre personas y tecnología del que saldremos favorecidos: Los algoritmos procesan los datos y nosotros tomamos las decisiones. Pero en el fondo, la IA invita a revisar el modelo de vida (desde el aspecto laboral hasta el sistema educativo) y, sobre todo, reflexionar sobre quiénes somos y como queremos vivir.

La conclusión ampliada es que la vida es una sucesión de cubos de Rubik, en el momento que dominas un cubo, cambia la tecnología, la competencia, la legislación… y tienes que aprender a resolver un cubo completamente distinto. La habilidad de aprender es la esencia de la inteligencia. No importa a qué te dediques, una parte o todo lo que haces será intervenido por la IA. La historia de la civilización ha sido un proceso continuo de sustituciones: Primero, nuestros antepasados aprendieron a hacer cosas, inicialmente manuales. Después, inventamos máquinas para que hicieran esas cosas. Más tarde fuimos capaces de operar esas máquinas remotamente y hoy, la IA permite fabricar cosas que llevan la inteligencia incorporada (este cubo Rubik se resuelve a si mismo). La IA nos entrega el privilegio de reflexionar sobre qué es la inteligencia y en el fondo, qué es ser humano. Esa reflexión, nos conduce a analizar el mundo en que habitamos, el camino que hemos recorrido y redirigir la inteligencia para diseñar nuestro futuro ¿Cómo queremos vivir? ¿seguimos colocando el crecimiento económico por encima de todo? ¿qué es importante y queremos que la IA nos ayude a conseguir?¿cómo usamos la IA para potenciar a las personas para que hagan cosas que antes no podían en lugar de remplazarlas? ¿qué cosas no podemos ni queremos hacer? ¿cómo aseguramos que la inteligencia sea abundante (conectando nuestros cerebros) igual que el acceso a internet o a un smartphone? La IA sigue evolucionando y los seres humanos tenemos que desarrollar nuestras capacidades y no estancarnos. La vida sin ayuda de las máquinas es más incómoda pero las máquinas no son la vida, la vida somos nosotros.

Nunca el mundo fue tan volátil e incierto, pero es lo más tranquilo que vamos a tener de aquí en adelante… Sabemos que la velocidad del cambio solo va a aumentar con la llegada del 5G. Mutaremos de hacer tareas estandarizadas a buscar oportunidades y problemas, crear nuevo conocimiento e inventar soluciones como este Rubik digital. Solo podemos enfrentar los desafíos con más colaboración y no con mayor competencia. Cada vez que una máquina derrota a una persona (Kasparov vs Deep blue) en realidad es el ser humano quien resulta vencedor ¿Sabemos hacia donde nos lleva la IA? Todavía la IA no piensa, sino que ejecuta lo que nosotros pensamos. A la IA le podemos delegar el “cómo” pero no el “por qué” ni el “para qué”. Si el conocimiento lo tienen las personas, entonces somos imprescindibles. El aprendizaje nunca termina…

 

El 24 de septiembre estaremos en Sevilla dictando la conferencia “Del dicho al hecho en la Gestión del Conocimiento: Pasando de la teoría a la práctica en la GC en las organizaciones  en el marco de la II Jornada de Gestión del Conocimiento: Oportunidades para transformar la Junta de Andalucía.

El 15 y 17 de octubre estaremos en Quito y Guayaquil (Ecuador) impartiendo la conferencia “Negocios cognitivos más allá de la inteligencia humana en el Forum«Exponential Transformation» organizado por Century Link.

El 21 y 23 de octubre estaremos en Santiago y Concepción (Chile) impartiendo la conferencia «La educación a través de los ojos de un niño» en el marco de la XII Jornada Internacional de Aprendizaje, Educación y Neurociencia organizada por Fundación Cien.

 

 

 

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