Confundir información y conocimiento es un
error habitual. Ya lo abordamos años atrás con la fórmula de la Coca Cola y cuando Vargas Llosa escribió más información y menos conocimiento. Aclararlo, y no seguir pagando unas consecuencias devastadoras,
es tan sencillo como interpretar esta imagen:
Por mucho que la información esté
disponible, lo que siempre hace la diferencia es el conocimiento. Si no
cuentas con conocimiento, la información es inútil. Si yo no sé leer, si
no entiendo el castellano, si no sé qué H2O es la molécula del agua, la
información no me sirve de nada.
¿Cuál es el peligro de confundir
información con conocimiento? Que estamos convencidos de que es suficiente
con entregar información para que las personas sean capaces de decidir y
actuar a partir de ella. El sistema educativo no se fía y examina a los
jóvenes para comprobar si la recuerdan y repiten lo mismo que les
dijimos. El mensaje es: basta que alguien escuche, lea u observe para que
sea capaz de hacer algo y eso es un error garrafal. Obviamente, informar
es un proceso rápido, barato y sencillo, pero es una simplificación de la
realidad. Como todos los adultos sabemos, escuchar a un profesor no significa
aprender.
- NEO: ¿Sabes
pilotarlo?
- TRINITY: Aun
no. (llamando por teléfono) Operador. Necesito un curso para a pilotar un
helicóptero B212. Date prisa... En
marcha. (MATRIX).
¿Absurdo? ¿A quién no le gustaría
descargarse el conocimiento al cerebro ahorrándose el esfuerzo de
aprender? Por desgracia, el conocimiento no se puede transferir directamente, sino que cada persona tiene que construirlo. Sin
embargo, nuestra civilización insiste tercamente en ello (incluyendo las
áreas de formación en las empresas). No es de extrañar que un grupo de
músicos, y no de expertos en pedagogía, cantaran en 1979 “we dont need no education” (Pink Floyd, The Wall). En realidad, necesitamos más educación que nunca y durante toda
la vida, pero una educación auténtica, que deje de considerar la
información como sinónimo de conocimiento. El conocimiento no se transfiere, la información sí.
¿Por qué información y conocimiento son cosas
distintas?
·
En primer lugar, el
CONOCIMIENTO es una capacidad que proviene de la experiencia y te permite tomar
(buenas) decisiones y actuar. Sin embargo, la INFORMACIÓN, según la RAE es la “acción y efecto de informar”, es decir, “enterar o dar noticia de algo”. El proceso que
convierte la información en conocimiento se llama APRENDIZAJE. Y es que APRENDER consiste en almacenar en la memoria esa experiencia para que sea
reutilizable en el futuro cuando la necesite. Un libro de cocina contiene
recetas. Si memorizo la receta para hacer paella, puedo afirmar que
cuento con la información (sé cómo se hace, pero todavía no sé hacerla).
Cuando soy capaz de preparar una paella, entonces tengo conocimiento y el
proceso que convierte la receta en el plato se llama aprendizaje. Aprender exige recordar: si 2 años después olvidé cómo hacer la paella (no almacené
adecuadamente la experiencia en mi cerebro), entonces no aprendí. Por eso
es importante la repetición, porque consolida el conocimiento.
·
Hay que
reconocer que manejamos una definición muy empobrecida de conocimiento.
No es casualidad, reducir el conocimiento a un objeto nos hace la vida
más simple porque resulta sencillo de almacenar, de digitalizar, de
distribuir, de vender. Si analizamos los currículums del sistema escolar
y universitario comprobaremos que asociamos el conocimiento con el saber técnico,
racional y medible con números. Se trata de un conocimiento fácil de
enseñar, de memorizar y de evaluar en un examen escrito. Mi versión del
conocimiento es mucho más amplia e inclusiva: es todo aquello que se
puede hacer y por tanto se aprende. El conocimiento, incluye habilidades,
aptitudes y actitudes, emociones, pero también valores y creencias (bien común, transparencia, ética, etc). La experiencia requiere de
cuerpo y emociones y no solo de la mente. Para
generar conocimiento es obligatorio pensar y entender. Si
te pagan por pensar puedes estar seguro de que te encuentras en el mundo
del conocimiento que es el combustible
que utilizamos los humanos para sobrevivir. Si
te pagan por ejecutar, estás en el mundo de la información que es la materia prima que alimenta las máquinas. La amenaza inminente de la Inteligencia
Artificial pasa por
automatizar información, pero falta un largo camino hasta que pueda
automatizar el conocimiento. Hoy, somos las personas las que seguimos
convirtiendo la información en conocimiento. El sistema educativo se
diseñó para entrenarnos a trabajar como máquinas. Y como se basa en
transmitir información, resultó sencillo trasladarlo a la virtualidad
durante la pandemia. Por eso es crítico re-humanizar
la educación.
·
El conocimiento es
tan importante que todo lo que haces cada día desde que te despiertas
hasta que te duermes es gracias al conocimiento que has aprendido. Cuando
un niño nace, no le damos información, sino que le ayudamos a crear
conocimiento: alimentarse, caminar, hablar… Solo cuando llega a un aula
invertimos la situación y le inyectamos información en el cerebro.
Podrías vivir sin información, pero no sin conocimiento. Puedes quejarte
de tener excesiva información, pero no por acumular demasiado
conocimiento en tu cerebro.
Cuando hablamos de información, preguntamos ¿Dónde está? La
respuesta nos dirige a un “lugar”: en el periódico, en un
documento, en el computador, en internet… Sin embargo, cuando hablamos de
conocimiento la pregunta es ¿Quién sabe de…? es decir, el
conocimiento nos conduce a personas. Así, el conocimiento proviene de la experiencia propia mientras que la información procede de la experiencia de terceros. El conocimiento por tanto brota del interior mientras que la
información es externa. Por eso, la clave no está fuera sino dentro,
aunque sea más difícil de percibir. Veamos otro ejemplo
FC= 95; PS= 110/40; Temp= 39,5; Edad= 20;
Sexo: Masc.; Temblores, mareos.
Esta información para un ciudadano común indica que la persona
tiene fiebre y tensión un poco baja. Para un médico, la misma información
conduce a una decisión/acción: “Posible Septicemia, Hacer Análisis y Prescribir
Antibiótico”.
El conocimiento no se puede despegar del conocedor. Te pueden robar la información y la pierdes. Pero no te pueden robar el conocimiento porque es
una estructura neuronal al interior de tu cerebro. Conocimiento implica
también entendimiento. Puedes afirmar “Tengo la información, pero no
la entiendo” pero no puedes decir “Sé (hacer) pero no entiendo
nada”, en todo caso te podrá costar trabajo explicarlo. Lo que experimentas
en primera persona genera una huella mucho más profunda que lo que ves YouTube. Ojo porque soy un defensor de los beneficios de la virtualidad y
de la tecnología. Pero no confundamos vivir una experiencia con verla en
una pantalla, por muy bien contada que este. Aprender es hacer y en YouTube no se “hace” nada.
·
La información es
siempre el resultado del conocimiento. Primero está la realidad y después
su conceptualización. Toda teoría es el resultado de observar una
práctica preexistente. No puedes producir información sin conocimiento
previo. Por eso, si queremos que alguien aprenda algo, primero va la práctica y luego la
teoría (al contrario de lo que solemos hacer). Tu vida es un flujo constante de experiencias y decisiones. Para
decidir, te basas en tu experiencia previa. Tras decidir y comprobar las
consecuencias, actualizas esa experiencia, es decir, aprendes. Cada vez
que documentamos, lo que hacemos es convertir conocimiento en
información. Todo lo que está en internet procede del cerebro de
personas. Y por más que lo intentemos, el conocimiento se “degrada”
cuando lo convertimos en información: lo que tenemos claro en nuestra
cabeza, va mermando a medida que lo verbalizamos y pierde más aun cuando
lo escribimos. La inmensa mayoría de documentos contienen información,
(narran un “qué”) ¿Cómo incorporar conocimiento a un documento?
Hay que hacer el esfuerzo de pensar en el destinatario (quien será el
usuario de ese conocimiento) e incluir el “por qué” y sobre todo el “cómo”,
es decir, “cuidado con eso que no nos ha funcionado”, “si lo
hiciera de nuevo, cambiaria esto”, “eso lo sabe X”
(recomendaciones, ejemplos, errores, lecciones, buenas prácticas,
historias…). La información es prácticamente gratis, por eso está
disponible por todas partes. Lo verdaderamente valioso y caro es el
conocimiento.
·
Adquirir o
distribuir información es mucho más sencillo y barato que adquirir
conocimiento. La información viaja libremente, nos llega sin siquiera
solicitarla por múltiples vías de forma ininterrumpida y no nos exige un
gran trabajo de procesamiento. El mes pasado me referí a este informe
de Nielsen que muestra que, en 2022, contamos con un catálogo
de 817.000 programas entre la televisión tradicional y las plataformas de
streaming
(un 26% más que en
2019, que a su vez ya era un 10% mayor que en 2018).
La sobredosis de información es
incuestionable. La epidemia de adicción a la información ha hecho crecer
un gigantesco negocio (publicidad) donde la información se vende como
mercancía para saciar nuestra inacabable curiosidad. Sin embargo, el
conocimiento hay que aprenderlo, es decir requiere esfuerzo (tiempo,
motivación y mucha práctica). Mientras la información se basa en un
proceso de bajo consumo energético (saber, conocer), el conocimiento, al
ser una experiencia, se basa en hacer. La experiencia implica conexiones neuronales mucho más profundas y
duraderas que la mera exposición a información. El conocimiento es activo
porque nos permite decidir mientras la información es pasiva. El
acceso a información depende en su mayoría de terceros que nos la
suministran mientras el conocimiento, como vivencia de experiencias, es indelegable. Puedo almacenar información
(aprenderme de memoria el diccionario inglés) pero no estoy generando
conocimiento.
Con la información nos pueden engañar (fake news)
pero es muy difícil que tu conocimiento te mienta. Los algoritmos
producen información, pero por ahora no pueden producir conocimiento.
·
Tener más
información no nos asegura necesariamente tomar mejores decisiones.
Indudablemente, es preferible tener información que no contar con ella,
pero los elementos fundamentales son otros ¿Todo es medible, predecible y explicable desde los datos? ¿Cómo se entiende que el Real Madrid
haya remontado 3 eliminatorias de Champions que según los datos tenía
perdidas? La felicidad o la tristeza son experiencias, no informaciones.
No se pueden descargar ni enviar por mail. Los intangibles que más nos importan son experiencias. Lo esencial para los
humanos no es la información sino las experiencias y las relaciones
(intercambiamos historias). La información no incluye emociones, hay que
experimentarlas.
Conclusiones
“La potencia sin control no sirve de
nada” (campaña publicitaria de neumáticos más exitosa de la
historia1995). Todas tus acciones y decisiones están
condicionadas por el conocimiento que tienes. La información por
sí misma no permite actuar hasta que no se cuenta con conocimiento. El
proceso por el que la información se convierte en conocimiento se llama
aprendizaje.
Acabo de finalizar un curso virtual
sobre cómo construir mapas de conocimiento crítico para la Junta de
Andalucía. El curso son 6 sesiones (una por semana) y en cada sesión
comparto información (contenidos) y entrego una tarea (crear
conocimiento). Cada participante finaliza con un producto que es un mapa de conocimiento crítico del ámbito que ellos han elegido. Informacion y conocimiento no
son conceptos contrapuestos. La información es un componente importante
del conocimiento. Cristobal Colon salvó su vida gracias al conocimiento de un eclipse. Si nunca he hecho una paella, prefiero apoyarme en una receta porque ahorro tiempo y errores y no tengo
que inventar el plato ni empezar desde cero. Pero continuar considerándolos sinónimos es muy peligroso. La información por sí sola no basta.
La clave no es lo que ocurre en el
exterior o en una pantalla sino lo que pasa en tu cerebro. “Aprendes”
la información que recibes y la conviertes en conocimiento gracias a la
experiencia que ya posees.
¿Estaremos
realmente mejor informados que nunca? ¿Cómo es posible que contemos con
tanta información y conocimiento, pero no resolvamos los problemas más
acuciantes y veamos el futuro tan sombrío? La explicación no
es que no sepamos, sino que no aplicamos (o no queremos aplicar) lo que
sabemos. Las emociones
muchas veces vencen al conocimiento técnico. Los problemas no se
resuelven únicamente de manera racional. Menos mal que gestionar las emociones es conocimiento y
se aprende.
El 1 de junio impartiremos la conferencia “Aprender del Futuro”
para el equipo de Supervisores de Angloamerican División El Soldado.
También el 1 de junio dictaremos la conferencia virtual “Nuestra
vida depende de la capacidad de aprender” para PEPSICO.
Los días 7 y 16 de junio impartiremos el taller virtual “Storytelling y casos para
compartir Conocimiento Experiencias para reflexionar sobre los aciertos y
los errores” organizado por la Escuela de Administración Pública de la
Generalitat de Catalunya.
El 14 y el 28 de junio, en Cadabra la magia de aprender,
dentro de Abra Laboratorio de Aprendizaje celebraremos 2
nuevas sesiones sobre “Storytelling,
las historias como herramienta de transferencia de conocimiento y
aprendizaje y “Cómo diagnosticar la cultura de aprendizaje de una
organización”.
El 30 de junio en Málaga impartiremos la conferencia “El desafío de
evolucionar en plena revolución digital” en el marco del XXII Congreso Nacional
de Administradores de Fincas.
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