E D I C I Ó N - N ° 197 - SEPTIEMBRE - 2 0 2 2

 

 

 

 

¿Tu peor pesadilla? perder conocimiento
Javier Martínez Aldanondo
Socio Cultura de Aprendizaje en Knowledge Works
javier@kworks.cl y javier.martinez@knoco.com

www.javiermartinezaldanondo.com

Twitter: @javitomar – Instagram: @javiermartinezaldanondo

 

 

“Algunas cosas tienen que ser creídas para ser vistas” (Ralph Hodgson).

 

Imagina que un día te despiertas y has perdido todo tu conocimiento. De repente, olvidaste cómo andar o hablar y por supuesto, te quedaste sin todo tu conocimiento profesional, el que te servía para desempeñar tu trabajo y te daba de comer. Si semejante pesadilla se volviese realidad, te convertirías en un ser totalmente inútil porque no podrías hacer nada. Retrocederías al momento en que naciste, en el que no sabías absolutamente nada y tendrías que aprenderlo todo de nuevo. En realidad, el conocimiento es el resultado del tiempo que has invertido en aprender. Si te quitan tu dinero o tus bienes, pero mantienes el conocimiento, tardarás más o menos tiempo, pero te recuperas. Pero sin conocimiento, todas tus riquezas materiales te sirven de muy poco.

¿Y cuantas veces te despiertas por la mañana pensando “hoy no se me puede olvidar el oxígeno porque es clave para respirar”? ¿Cómo es posible si sabes que no puedes vivir sin oxígeno? Lo das por hecho porque forma parte de tu realidad sin que tengas que hacer nada. Tan solo lo echas de menos cuando no lo tienes, por ejemplo, si te sumerges en la piscina o en el mar ¿Y cuándo fue la última vez que pensaste en la sangre, que es otro elemento sin el que tampoco puedes sobrevivir? Seguramente cuando te hiciste una herida. Ocurre que, igual que necesitas oxígeno para respirar todo el rato, necesitas conocimiento para vivir todo el rato. Sin embargo, las personas y las organizaciones somos miopes y solo nos preocupamos de lo evidente, lo visible, lo que tenemos delante de las narices, lo que podemos ver y tocar. Y ocurre que lo que no se ve, no se valora, no se cuida y menos se gestiona. La buena noticia es que tenemos mucho conocimiento. La mala es que como es invisible, lo ignoramos por completo. La prioridad es siempre lo inmediato y lo tangible pero nuestra existencia depende de los intangibles ¿Qué tienen un cocinero, un deportista de élite o un músico que tú no tienes, te produce envidia y estás dispuesto a pagar por ello? Conocimiento para producir una experiencia que te hace sentir una emoción.

 

Abundan las voces críticas con nuestra forma de vida. Es cierto que el modelo ha entrado en crisis y que existen no pocos aspectos que hay que modificar radicalmente. Pero además de ver el vaso medio vacío, es injusto olvidar la parte llena porque de ese ”conocimiento” dependemos para mejorar las cosas ¿Cambiarías tu vida por la de un perro, un caballo o un conejo? Ni de broma ¿Te irías a vivir al año 1.500? Si eres curioso, podrías estar dispuesto a viajar de turismo durante un tiempo, pero ¿quedarte permanentemente? lo dudo mucho. Reconociendo que muchas decisiones que hemos tomado no han sido las mejores, el nivel de bienestar con que contamos hoy es el más avanzado en la historia. Y eso, no se debe a la casualidad, a la suerte o a la magia. Se debe a nuestra inteligencia y no nos ha salido gratis. Por eso, nuestra esperanza es más y mejor inteligencia para resolver los serios problemas que nos preocupan.

Hace 40 mil años, nuestra biología como seres humanos era casi idéntica a la actual. Nuestro cerebro (hardware) apenas ha cambiado desde entonces hasta hoy, es prácticamente el mismo. Sin embargo, de lo que éramos capaces de hacer entonces (unas pocas herramientas rústicas y algunas armas toscas para cazar y defendernos) a lo que somos capaces hoy (lanzar cohetes a la luna, satélites para desviar meteoritos o desarrollar vacunas a partir de organismos microscópicos) existe una distancia sideral. La evolución en el ser humano consiste en dejar ir conocimiento que poco a poco va quedando obsoleto a medida que el nuevo conocimiento que se crea lo va sustituyendo. Y esa transición cada vez es más acelerada. Lo que ha cambiado en ese tiempo ha sido el software, el conocimiento. Todo lo que hemos aprendido en estos 40 mil años se plasma en el conocimiento que tenemos hoy para todo lo que somos capaces de hacer. La clave de aquí en adelante radica en ser inteligentes porque la fuerza bruta ya no nos llevará más lejos. La dedicación y el esfuerzo son elementos esenciales en los que no podremos competir con las máquinas. Es el turno de la inteligencia, como capacidad para tomar buenas decisiones basadas en el conocimiento y en el aprendizaje. Es decir, nos tendremos que transformar y adaptar El cambio puede ser predisposición o reacción ¿Prefieres decidir cómo cambiar o prefieres que otros lo decidan por ti cuando ya sea demasiado tarde?

 

Últimamente, en esta búsqueda del santo grial que permita diseñar un futuro más esperanzador (asediados por la pandemia, la guerra en Ucrania, la inflación…) se han puesto de moda no solo productos y los servicios inteligentes sino las ciudades e incluso los territorios inteligentes. No es de extrañar, el apellido Smart es aspiracional y deseable. Pero hay que tener cuidado con lo que se promete. Para entender mejor qué queremos decir con inteligencia, podemos hacer algunas preguntas cuyas respuestas van perdiendo nitidez progresivamente:

 

1. ¿Cuál es el conocimiento critico de tu empresa, ciudad, provincia, región…? Es decir, qué es lo que mejor sabemos hacer, por qué somos reconocidos, qué es lo que nos compran y qué conocimiento es el más importante para producirlo (o lo que es lo mismo, qué conocimiento sostiene nuestra economía y en definitiva nuestro bienestar). Por ejemplo, estoy pasando unos días en Euskadi (País Vasco) y podríamos confirmar que existe conocimiento en el sector de la gastronomía, de la metalurgia o de la máquina herramienta. Pero las respuestas se quedan todavía en un nivel muy general, muy poco gestionable. Si queremos mayor nivel de detalle (ponerles apellidos a esos conocimientos) tenemos que consultar a los expertos en esas áreas.

2. Si preguntamos “quien tiene esos conocimientos” es decir, qué empresas e idealmente, qué personas con nombres y apellidos, probablemente saldrán rápido algunos pocos nombres (los de los expertos más reconocidos). Pero elaborar una lista más exhaustiva cuesta bastante trabajo, porque primero hay que identificar a todos esos “dueños de conocimiento” y posteriormente recoger información fundamental como su edad, formación, trayectoria, experiencia, proyectos en que han participado, docencia, patentes, papers que han publicado…

3. Si lo que preguntamos a continuación es “en qué estado de riesgo se encuentran esos conocimientos críticos”, no obtendremos ninguna respuesta porque dicha pregunta no ha sido formulada con anterioridad. Para determinar el estado de riesgo de cada conocimiento, necesitamos evaluar aspectos como si está documentado, difundido, caduca rápido, es fácil de encontrar en el mercado, sabemos más o menos que nuestra competencia, es fácil de automatizar, se tarda mucho o poco en aprender… Si no contamos con respuestas para estas preguntas, significa que el conocimiento no se gestiona. No hay nada más peligroso que no ser conscientes de los riesgos que estamos corriendo respecto del conocimiento que nos entrega ventajas competitivas y sostiene nuestro bienestar cómo sociedad.

4. Las últimas preguntas tienen que ver con el futuro ¿Qué conocimientos vamos a necesitar para alcanzar nuestros objetivos? ¿Cuáles de esos conocimientos no los tenemos actualmente y cómo los vamos a adquirir? ¿Los vamos a aprender, los vamos a contratar, vamos a establecer alianzas con aquellos que los tienen, los vamos a desarrollar si es que no existen en el mundo…? Es habitual encontrarse con planes estratégicos que se parecen mucho a un edificio deslumbrante. No es difícil explicitar en un plan los objetivos que tienes o los resultados que esperas conseguir, es decir lo obvio, lo más llamativo y vendedor. En el caso del edificio, somos buenos para diseñar, construir, decorar y admirar la parte visible y tangible representada por una fachada esplendorosa. Sin embargo, la parte menos visible del edificio son los cimientos. Nadie los ve, pero son imprescindibles, de hecho, sin ellos no hay edificio posible. De la misma forma, un plan estratégico es papel mojado sin especificar los conocimientos necesarios para alcanzar los objetivos y resultados. A pesar de ello, los conocimientos críticos pasan desapercibidos. Igual que para construir un edificio, siempre tienes que empezar por abajo, por los cimientos y después construyes hacia arriba, en el caso de un plan ocurre algo similar: Si quieres lograr tus objetivos tienes que ser quirúrgico a la hora de especificar los conocimientos que se necesitan. Objetivos y resultados son siempre una consecuencia, no es algo sobre lo que puedes actuar de forma directa. Los resultados se “cosechan” pero lo que “siembras” son los conocimientos. Nunca lo que cosechas puede ser más que lo que sembraste.

 

--. . ... - .. --- -.   -.. . .-..   -.-. --- -. --- -.-. .. -- .. . -. - --- ¿Sabes que significan estos símbolos? Podrían ser los números que saldrán premiados en el loto de esta semana o las acciones que van a subir en bolsa. Lo malo es que sin conocimiento (el Código Morse) no sirven para nada ¿Cómo podemos diseñar y decidir con criterio el futuro de una empresa, ciudad, provincia o región si no contamos con un catastro detallado y actualizado de los conocimientos que tenemos y los que nos faltan? Las organizaciones cuentan con un mapa detallado del dinero y de los activos físicos que tienen ¿Para cuándo un mapa de conocimiento crítico de mi empresa, ciudad, región o país? El mapa nos permitiría, entre otras cosas, hacer frente a la pesadilla que mencionábamos al inicio. No podemos darnos lujo de perder el conocimiento que atesoramos porque es a partir de ese activo esencial que podemos construir el futuro. Si quieres saber más sobre organizaciones inteligentes y aprendizaje, aquí tienes una entrevista de 18 minutos que me hicieron nuestros amigos de Smartspeakers.

 

El 4 y el 18 de octubre, en Cadabra la magia de aprender, dentro de Abra Laboratorio de Aprendizaje celebraremos 2 nuevas sesiones sobre “Qué podemos aprender del éxito (y del fracaso) con Jose Angel Samaniego, Head Basketball Coach en CD Colegio Los Leones (tomando como ejemplo el reciente e inesperado triunfo de la selección española de baloncesto en el eurobasket) y Desaprender con Jose Luis Alonso Andreano de la U de Mondragon.

El 4 de octubre impartiremos la conferencia “Cultura de Aprendizaje” para Gesta Minería.

El 24 de octubre impartiremos la conferencia “Aprender del Futuro” para Easy.

El 25 de octubre impartiremos una conferencia en el lanzamiento de la comunidad de práctica de Empresas PYMES impulsada por Mutual de Seguridad.

El 26 de octubre impartiremos la conferencia “La tormenta perfecta” para Cirion Technologies.

El 27 de octubre impartiremos la conferencia “Los componentes del aprendizaje” para la Liga de Formadores de Antucoya de la mano de Alianza Creativa.

 

Knowledge Works
www.kworks.cl
javier@kworks.cl

www.javiermartinezaldanondo.com
Santiago (Chile) - San Sebastián (España)

Si no desea continuar recibiendo nuestro Newsletter,
envíe un correo a la siguiente dirección:
javier@knowledgeworks.cl